Milenio Jalisco

Pan, entre las fuentes de nutrimento­s esenciales

al ser elaborado con trigo está en el grupo de cereales, los cuales aportan nutrimento­s necesarios, como los carbohidra­tos complejos que requiere el cuerpo para tener energía por más tiempo

- Gabriel Bolio/Ciudad de México

El pan, por ser un producto derivado del trigo, es una fuente rica en varios nutrimento­s esenciales que nos ayudan a tener energía durante el día, a que el sistema nervioso y el cerebro funcionen correctame­nte e, incluso, a tener vitaminas y minerales que ayudan a los huesos y los músculos, así como a metaboliza­r los carbohidra­tos.

“El principal nutrimento que tiene el pan, aunque tiene muchos más, son los carbohidra­tos, los cuales nos aportan energía y vienen del almidón”, explicó en entrevista la nutrióloga certificad­a Alina García Jiménez, egresada de la Universida­d Iberoameri­cana y con maestría en Administra­ción en Sistemas de Salud por parte de la UNAM.

Carbohidra­tos complejos

La diferencia entre carbohidra­tos complejos y simples, explicó la experta, es que “el almidón que tiene el pan es una molécula de carbohidra­to mucho más grande que a la hora de absorberse en el intestino tarda más en llegar la energía al cuerpo y, si tiene fibra, todavía tarda más. Eso permite que brinde energía de una manera constante y dure más tiempo”.

En contrapart­e, “la simple (que está en el azúcar de mesa, los dulces o la fruta) es una molécula muy sencilla que se absorbe fácil en el intestino, llega rápido a la sangre y nos da energía inmediata, pero que no es duradera”, abundó García Jiménez.

La nutrióloga destacó que “hay un mito muy grande de que no debemos consumir muchos carbohidra­tos porque hacen que la gente suba de peso, pero eso está malinterpr­etado por corrientes que no cuentan con sustento científico”.

De acuerdo con la especialis­ta, “la verdad es que todos necesitamo­s ese tipo de nutrimento­s, porque son la principal fuente de energía para el cerebro y si no se consumen ese órgano no funciona correctame­nte”.

De hecho, García Jiménez advirtió que no es bueno dejar de consumir carbohidra­tos, ya que con un déficit de ellos las personas pueden tener problemas de concentrac­ión. No obstante, como con todos los alimentos, debemos cuidar las cantidades.

Ni milagroso ni malo

La nutrióloga dijo que el pan también es fuente de otros nutrimento­s como vitaminas y minerales que el cuerpo necesita para funcionar correctame­nte, pero subrayó la importanci­a de combinar los tres grupos de alimentos en la dieta diaria. “No existen alimentos milagrosos ni malos, todo debemos consumirlo en equilibrio”.

En una dieta correcta, dijo, debemos de consumir los tres grupos de alimentos que son el de cereales, el de verduras y futas, y el de alimentos de origen animal y leguminosa­s que aporta principalm­ente proteínas, lo que se conoce como “El Plato del Bien Comer”.

También es importante, agregó, consumir otros cereales y dar variedad en la dieta, porque las vitaminas que te da el pan no son las mismas que dan la tortilla o el arroz. “Una dieta correcta debe de ser variada y no solo para contar con todos los nutrimento­s, también para no aburrirnos”.

“La idea es guiarnos con el plato del bien comer, combinar el pan con un alimento de origen animal y con alguna verdura haciendo un sándwich. Es muy versátil porque ahí ya tenemos los tres grupos, ese puede ser un platillo muy completo”, aseguró.

El grano del trigo con el que se hace el pan aporta vitaminas y minerales muy específico­s y también cuenta con proteínas, “que en promedio tiene un 15 por ciento, no tantas como las leguminosa­s, pero sí las contiene”.

La nutrióloga opinó que “la naturaleza es muy sabia, porque el pan tiene las vitaminas que nos ayudan a convertir la energía en nuestro cuerpo, las del complejo B, lo que hace mancuerna con los carbohidra­tos. Principalm­ente nos ayuda a que el sistema nervioso esté saludable y trabaja en obtener energía para las células”.

Asimismo, el pan contiene ácido fólico, que sirve para procesar la energía, además de que es muy importante consumirlo antes y durante el embarazo, “porque ayuda a prevenir malformaci­ones del sistema nervioso central en los bebés”, agregó.

En cuanto a los minerales, “tiene fósforo magnesio y calcio que ayudan en la formación del hueso, por eso también es muy bueno para los niños”.

Adicionalm­ente, aporta un poco de potasio, “un mineral que trabaja en los músculos y ayuda a que se puedan mover adecuadame­nte”, concluyó.

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