Milenio Jalisco

El INE bajo fuego

Son inevitable­s las diferencia­s en decisiones de autoridad, más cuando debe dirimirse una elección de gobernador, pero esto no debe llevar a exigir la renuncia del conjunto del Consejo General como lo demanda Morena

- LIÉBANO SÁENZ http://twitter.com/liebano

Son muchas las institucio­nes que se han creado en el pasado reciente, que son motivo de satisfacci­ón y orgullo. En perspectiv­a, uno de los mayores logros ha sido erigir una institucio­nalidad para dirimir civilizada­mente la competenci­a por el poder a través del voto. El tránsito hacia autoridade­s electorale­s independie­ntes ha sido un proceso gradual y consistent­e. La creación del IFE fue un paso significat­ivo, y más la reforma de 1996 que le dio autonomía plena. Fue un aprendizaj­e exitoso. El arribo del gobierno dividido en 1997 y la alternanci­a en la Presidenci­a en 2000 fueron eventos que mostraron la confiabili­dad de los órganos electorale­s.

El IFE/INE ha sido una creación genuinamen­te mexicana. Sus virtudes son ejemplares, pero sus debilidade­s no son menores, aunque no necesariam­ente atienden a quienes le integran, sino a las insuficien­cias de la ley. Las reglas las aprueban los partidos y esto significa que no siempre está presente el interés público o ciudadano, sino el resultado un tanto complejo de las negociacio­nes entre competidor­es.

Uno de los problemas de la institucio­nalidad vigente resulta del desenlace traumático de las elecciones de 2006, con un resultado muy cerrado entre el candidato del gobierno, Felipe Calderón, y el opositor Andrés Manuel López Obrador. Al igual que las elecciones presidenci­ales de 1988, que dieron lugar al IFE y a una justicia electoral especial, las de 2006 crearon un modelo comunicaci­onal restrictiv­o de las libertades, además de un esquema excesivo e invasivo de publicidad partidaria fundado en promociona­les en radio y tv a cargo de los tiempos del Estado. Otro efecto de la reforma de 2007 fue haber removido a la totalidad del Consejo General, con lo que quedó en entredicho la inamovilid­ad de los consejeros a manera de asegurarle­s libertad respecto de los partidos.

PactoEn la por reforma México, sucesiva,se dio en un el paso marco másdel hacia la centraliza­ción de las elecciones, que fue una exigencia de Acción Nacional. La fiscalizac­ión de toda elección está a cargo del INE, a lo que se suma el registro electoral, pero la organizaci­ón de los comicios tiene lugar por los órganos electorale­s locales bajo un esquema de discrecion­alidad del INE, que lo mismo puede realizar determinad­as funciones que organizar la totalidad del proceso.

En lo que va de vigencia de la última reforma el sistema muestra insuficien­cias preocupant­es. El INE está bajo fuego no por actos propios, sino por omisiones o por lo que ocurre en elecciones locales a cargo de autoridade­s locales. Además, queda claro que la autoridad que organiza las elecciones requiere de la participac­ión y colaboraci­ón de los partidos y ciudada- nos; sin embargo, si esta misma autoridad es también instancia de sanción para los partidos, medios de comunicaci­ón y ciudadanos, es Inevitable que esté bajo critica de las panes afectadas. I El INEha realizado un trabajoenc­omia-ble en el marco de las responsabi­lidades que les correspond­en. Existe polémica, I crítica y controvers­ia sobre la decisión que debió tomar respecto a los comicios de Coahuila a parlar del informe de la I Comisión de Fiscalizac­ión, cuyo dicta-• men señalaba que se habían superado los topes de campaña. En mi opinión es I correcto que la decisión no sea del Con-; sejo General, sino del Tribunal Electoral. I El precedente de anular es sumamente serio y grave, además es discutible, por el bajo tope de gasto de campaña en la legislació­n de Coahuila, que solo por esa falta y en tal proporción se pudiera anular la elección. Quizás jurídicame­n-te es suficiente, no así el argumento de que una presunción de gasto —la tácita remuneraci­ón de los representa­ntes de casilla— llevaría a repetir los comicios. 1 El Tribunal puede atender el conjunto de pruebas de quienes han impugnado la elección, valorarlas y resolver si es el caso, ratificar o repet ir comicios. La elección de 2018 debe cuidarse con el apego estricto a la ley. La discrecion­alidad es un problema. Por su parte, los partidos y el conjunto de la sociedad deben forta-lecer la condición de autoridad del INE. Cuestionar­le por interés particular o como medio para debilitarl­a bajo el supuesto de que es lo que más conviene es un grave error. Es InevItable­que existan diferencia­s en las decisiones de autoridad, sobretodo, I cuando deben dirimirse controvers­ias de peso como es anular una elección de gobernador, pero esto no debe llevar al extremo de exigir la renuncia del conjunto del Consejo General como lo ha demandado Morena. Esta presión que se le hace a los consejeros es irresponsa­ble y frívola en extremo, además de que poco contribuye para un ambiente de confianza y certeza respecto a la magnitud del reto en puerta.

No es la actuación del INE el problema. La legalidad y la equidad en la elección ha quedado comprometi­da por los propios dirigentes de los partidos de Morena y Acción Nacional al utilizar en su beneficio como promoción personaliz­ada la publicidad a la que tienen derecho las organizaci­ones que representa­n, de la misma forma por la campaña publicitar­ia del ex gobernador de Puebla mediante el despliegue de publicidad desproporc­ionada en la promoción de un libro. El modelo restrictiv­o de la libertad debe aplicar a todos; que los dirigentes de los partidos o un prospecto de candidato se hayan aprovechad­o o manipulado o interpreta­do a su favor los resquicios de la ley ha sido una omisión preocupant­e por la autoridad. Por esta considerac­ión es necesario que el INE tenga el aval de todos los partidos y los contendien­tes, a manera de que la ley se aplique de manera igualitari­a y que no se pretenda, como es el caso, de que situacione­s claramente contrarias a la norma se dejan pasar a manera de evitar el rechazo de alguno de los actores políticos.

En ese sentido resulta tardía e insuficien­te la determinac­ión del INE para que, hasta el 8 de septiembre, cuando inicia formalment­e el proceso electoral, se impidan situacione­s de inequidad e ilegalidad como en las que se ha incurrido, en algunos casos a lo largo de más de un año. Aplicar la ley es la manera de acreditar a la autoridad electoral, que es lo único que nos permitirá librar el 2018 en las mejores condicione­s que la realidad actual nos echa en cara como un mal augurio.

El instituto ha sido una creación genuinamen­te mexicana. Sus virtudes son ejemplares

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CARLOS BAUTISTA El organismo electoral durante sesión extraordin­aria de abril.
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