Salvador Dalí vuelve a escandalizar
Decían ayer en Cataluña que ni en su etapa más locuaz Salvador Dalí se habría imaginado lo ocurrido en el Teatro Museo de Figueras, cuando seis personas sacaron el féretro de su lápida para exhumar su cuerpo y extraer muestras de ADN para determinar si efectivamente es padre de Pilar Abel Martínez, quien se gana la vida con la lectura del tarot y que prefiere que se le llame “bruja”.
Se trabajó durante toda la noche y parte de la madrugada, y decenas de curiosos acudieron al lugar para intentar ver lo que se pudiese. Pero aquello era una fortaleza en la que incluso a los forenses se les despojó de todas sus pertenencias.
Los expertos extrajeron un poco de pelo, uñas y dos huesos largos que, tras las pruebas genéticas por una demanda de paternidad, serán repuestos para preservar la integridad del difunto. Cuando los especialistas abrieron el féretro se encontraron con el cadáver de Dalí prácticamente intacto (fue embalsamado), y lo que más les llamó la atención es que su famoso bigote estaba como hace 28 años en su funeral, es decir, con la clásica postura de “a las diez y diez” que tanto presumía el artista.
Éste fue un “momento muy emocionante” para el embalsamador de Dalí, Narcís Bardalet, así como para el resto de los representantes de la Fundación Gala-Salvador Dalí, mencionó Lluís Peñuelas, secretario de esa institución.
Peñuelas tachó de improcedente la exhumación; explicó que la apertura del ataúd se produjo a las 22:20 y se cerró a las 23:40 , con la dificultad provocada por la presencia de una capa de zinc en el féretro, que hizo que la apertura se prolongara más de lo habitual.
El proceso fue rápido debido a la minuciosa preparación de las tareas previas, que se llevaron a cabo con personal que también estuvo en el entierro de Dalí en 1989.
La Fundación calificó la exhumación de “acto de violencia” e “invasivo”, y mostró su molestia
Ante la demanda de paternidad de una tarotista, fueron extraídos un poco de pelo, uñas y huesos del artista, cuyo bigote está intacto
Tras la exhumación de los restos mortales del genio del surrealismo, el embalsamador del cuerpo de Salvador Dalí, el forense Narcís Bardalet, destacó que sintió “una emoción histórica”. Bardalet se mostró conmocionado de poder visualizar la buena conservación del bigote y la melena de Dalí, que han sido los elementos anatómicos más característicos del pintor surrealista. “La emoción es muy difícil de explicar, pero fue un momento histórico”, destacó Narcís Bardalet, porque considera que “la resolución judicial no estaba justificada”. Sus directivos anticiparon que si las pruebas de paternidad no le dan la razón a Pilar Abel, le reclamarán hasta el último euro de los costos que la exhumación ha provocado.
Pilar se anticipó y hace unas semanas declaró que no tiene dinero ni para pagarse un abogado, que sus programas de televisión en los que la gente llama para que le lean las cartas ya no existen y por eso pidió “justicia gratuita” porque debía sufragar los gastos de la exhumación del pintor y no quien aseguró que nadie disparó ninguna fotografía del cuerpo momificado de Dalí, del que, según dijo, costó extraer muestras biológicas por encontrarse con un cadáver duro, fruto del tratamiento al que fue sometido cuando murió en enero de 1989.
Tras los trabajos de exhumación, el Teatro-Museo Gala-Salvador Dalí de Figueras fue abierto con normalidad y recibió casi el doble de visitantes que en cualquier otro día. puede hacerlo.
Durante décadas, Dalí compartió su vida con Gala, su gran musa, pero nunca tuvieron hijos.
La tarotista explicó que su madre, Antonia Martínez de Haro, tenía 16 años cuando comenzó a trabajar para un par de familias de Cadaqués. Allí se establecieron Dalí y Gala cuando la pareja regresó de Nueva York, a principios de los años cincuenta. Según Pilar, Antonia conoció a Dalí cuando tenía 25 años. Era 1955. La joven y el artista vivieron un amor clandestino. Cuando se supo encinta, Antonia buscó marido en un chico de 29 años, Juan, que le dio sus apellidos a la recién nacida.
Antonia y Juan tuvieron otra hija, Pepi, quien falleció hace unos años. Ahora, sola y sin dinero, Pilar debe seguir con un proceso judicial que, si termina a su favor, podría convertirla en millonaria: si el juez decide que Dalí era su padre, le correspondería el 25 por ciento de la herencia. Algunos medios calculan el valor de esa obra en unos 300 millones de euros.
Los resultados de las pruebas podrían conocerse en septiembre.