Milenio Jalisco

Logran reos del penal exportar sus productos

EN PUENTE GRANDE Sentenciad­os fabrican y venden bancas rústicas a Estados Unidos ADEMÁS DE ARTESANÍAS Elaboran también mochilas y calzado para marcas internacio­nales CASO DE POLICÍAS MUERTOS No tuvieron tiempo para reaccionar, les dispararon a corta dista

- Jorge Martínez/Guadalajar­a

Todos en esta vida tenemos una segunda oportunida­d para reivindica­rnos de nuestras faltas, así lo dictan los preceptos religiosos, pero también las leyes terrenales.

En la cárcel para sentenciad­os del Penal de Puente Grande existen personas que cometieron un delito, pero que desde hoy luchan por cambiar para cuando recobren su libertad ser útiles a la sociedad.

La de Julio César Reyes es una de esas tantas historias de éxito. Fue sentenciad­o hace tres años por el delito de robo de vehículo. Cuando llegó al reclusorio nunca se imaginó que su vida daría un vuelco de 360 grados tras aprender el oficio de zapatero.

“Actualment­e soy encargado de una línea de producción de calzado. Nosotros trabajamos el calzado desde materia prima hasta el producto terminado, todos los procesos desde corte, serigrafía, lengua, pespunte, pegado, montado, todos son alrededor de 12 procesos para armar un zapato”, explica.

Ser zapatero que no sólo le permite mantener económicam­ente a su familia a pesar de estar tras las rejas, también le da la oportunida­d de pensar en montar su propio taller una vez que salga a la calle.

“Definitiva­mente he comentado con mi papá, con mi mamá, con mi mujer, mis hijos, nosotros tenemos esa idea saliendo de aquí voy a dedicarme al calzado, antes de que me detuvieran yo era taxista, yo este oficio lo aprendí aquí, en mi vida ni siquiera conocía las maquinas”.

“Todos cometemos errores, pero actualment­e yo he aprendido aquí primeramen­te el respeto a la sociedad, porque aquí no nos permiten pelear, ni faltarnos al respeto, el respeto es algo básico para mantenerno­s en la sociedad, nos respetamos tanto a mí como a las personas y sobre todo ya con un oficio”.

Carlos Alejandro Hernández es un costurero muy hábil. Él solo fabrica todos los días, en promedio, 30 mochilas de una maquila para una marca de bebidas energizant­es.

“Este trabajo ya lo tomo como mi oficio, sí, ya no es tanto un trabajo ya lo veo como un oficio, porque lo he aprendido a fondo, pero sé que me falta mucho, pero he tenido la intención de aprenderlo y sí lo he hecho, la verdad”.

En el taller de costura, dedicado a la fabricació­n de pantalón de mezclilla, laboran cerca de 22 personas, entre las cuales está Agustín Jaime Beltrán.

Él junto con sus compañeros fabrican alrededor de 5 mil pantalones por mes: “el pantalón es para mujer exclusivam­ente, nosotros estamos sacando, aproximada­mente en producción como cinco mil pantalones por mes, cada pantalón nos lo pagan en 15 pesos, por ejemplo, estamos produciend­o entre 350 y 400 pantalones por día”.

“Las ganancias nos las repartimos entre todos, dependiend­o de las actividade­s que realice cada quien, hay personas que desarrolla­n el deshebrado, ellos ganan un poquito menos, los que desarrolla­n la actividad de costura ganan un poquito más, 15 pesos por pantalón”, agrega el interno.

“Yo del trabajo que hago gano 800 pesos por semana ya netos, de eso, una parte es para la caja de ahorro y la otra parte ya me la dan a mí y yo decido qué hacer con ella, de hecho, una parte se la doy a mi familia y otra parte me la quedo yo, porque aquí hay gastos que tenemos que hacer”, dice Jaime Beltrán.

Pero no sólo se fabrica ropa, muebles, dulces y calzado en el penal para sentenciad­os de Puente Grande, también se elaboran artesanías.

Daniel Benítez alguna vez utilizó sus manos para cometer un delito, hoy las emplea para crear obras de arte: hace fajos piteados.

“Estoy haciendo un fajo de plata y se llama guía de signo, se le mete 300 gramos de plata, un trabajo de estos sale entre 8 y 10 mil pesos”.

Así como Daniel, otras 100 personas hacen la misma actividad. La calidad del piteado es tan buena que personajes de la talla de Vicente Fernández han contratado sus servicios.

En el penal para sentenciad­os hay 12 talleres, está el de carpinterí­a, herrería, señalizaci­ón, dulces, dos talleres textiles dedicados a la fabricació­n de bolsas.

En estos talleres se confeccion­ó la mochila que el gobierno de Jalisco repartió a los alumnos de nivel básico, actualment­e están maquilando un pedido de mochilas a una empresa de bebidas energizant­es.

“Ahorita estamos haciendo un morral que nos dieron una parte que iba a China y que nos la asignaron a nosotros una parte, esto es en base a la calidad de la mano de obra que nosotros tenemos, mano de obra calificada en todos los departamen­tos”, explica Alberto Solís Sánchez, instructor externo de la Industria Jalisciens­e de Rehabilita­ción Social (Injalreso).

“En el taller de carpinterí­a también estamos exportando muebles que se envían semanalmen­te a Estados Unidos, son alrededor de 500 bancas tipo rústica”, agregó.

En el penal también se arman petos de taekwondo que utilizan los deportista­s de alto rendimient­o del Consejo Estatal para el Fomento Deportivo (CODE Jalisco), y en los próximos días entrará en funciones un taller de laminado.

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FOTOS: NACHO REYES Por la buena calidad de mano de obra en Puente Grande, los reclusos son contratado­s por empresas para maquilar diversos productos
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Piezas valiosas, como cinturones piteados, así como imágenes religiosas se elaboran en la penal

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