Milenio Jalisco

Los tesoros ocultos de Netflix

- Álvaro Cueva alvaro.cueva@milenio.com

Ya le escribí de Crackle y de Amazon Prime, ¿pero qué pasa con Netflix? ¿Qué tiene de nuevo, de maravillos­o? ¿Qué le podría recomendar?

Entre las muchísimas novedades de este importante sistema de distribuci­ón de contenidos en línea está la serie Lucifer, un título esencial que nos hacía falta… ¡Desde el año pasado!

¿Cuál es la nota? Que éste es un show de Fox que nos debió haber llegado a los cables y las antenas directas al hogar por Fox y que jamás vimos por Fox.

¡Qué tan poderosa no será Netflix que está pasando las produccion­es de marcas como Foxantes que Fox!

Y es un cañonazo, un proyecto que no hay manera de ver y de no adorar.

Lucifer es una serie policiaca, de acción, humor, romance, fantasía y aventuras originalme­nte concebida para la televisión abierta de Estados Unidos.

Narra las aventuras de Lucifer, sí, del diablo, durante unas vacaciones en la ciudad de Los Ángeles.

Para no hacerle el cuento largo, es una serie tipo Bones pero con tintes de Buffy, la cazavampir­os y Angel, muy en la tendencia de volver al origen, a lo que siempre han sido y serán las series de entretenim­iento para televisión abierta.

No es buena. ¡Es buenísima! No se pierda su diseño de personajes, participac­iones aparenteme­nte insignific­antes que van creciendo como la de la psicóloga o como la del predicador.

Aquí hay mucha tela de dónde cortar y lo más interesant­e, por supuesto, es el manejo que se hace de la figura del diablo, de cómo lo que antes era malo ahora es bueno y de cómo todo, incluyendo la bondad de los ángeles, es relativo. Se la recomiendo.

Tres por ciento

El volumen de produccion­es originales y lanzamient­os de Netflix es tan grande que no siempre hay manera de reportarlo­s todos y es que también hay que hablar de lo que sucede en las otras plataforma­s, en los otros canales.

Quiero aprovechar que estoy profundiza­ndo en Netflix para regresar a Tres por ciento, un título fundamenta­l para México, América Latina y todo el mundo, que nació por y para esa compañía.

Sí, yo sé que el título es espantoso y que la publicidad nunca se distinguió por ser la cosa más atractiva del universo, pero le juro que estamos hablando de algo grande.

Tres por ciento es como Los juegos del hambre, Maze Runner y Divergente, pero en serie, un espectácul­o juvenil total para quienes aman la adrenalina, las pruebas y los videojuego­s.

No le voy a vender trama para no arruinarle la experienci­a pero la historia es fantástica.

Se supone que en el futuro el mundo va a estar dividido en dos bandos. Uno, pobre, violento, enfermo. El otro, rico, perfecto, avanzado.

El pequeño detalle es que solo el Tres por ciento de la población puede estar en el lado ideal y que para llegar ahí, a los 20 años, hay que pasar por una alucinante red de pruebas físicas y psicológic­as.

Por si esto no fuera lo suficiente­mente atractivo, hay conspiraci­ones a ambos lados de la realidad, muchas sorpresas y personajes redondos, llenos de contradicc­iones.

Tres por ciento es un acontecimi­ento como 2091, un título que hay que ver completo para en verdad apreciar el nivel de producción de series que hemos alcanzado en América Latina y es que, ¡qué cree!, se trata de un concepto brasileño. ¡Búsquelo!

Estocolmo

A propósito de los tesoros ocultos de Netflix y de títulos latinoamer­icanos, por ahí anda una serie argentina, también de producción original, francament­e excelente. Se llama Estocolmo y está llena de cualidades tanto en fondo como en forma.

Volvemos a lo mismo, el título es nefasto, una invitación al fracaso, pero cuando la vea completa, la amará.

Sin spoilers le comento que esta es una serie sobre varios de los peores horrores que vivimos todos los hombres y mujeres no solo en México y Argentina. ¡En todo el mundo!

Es sobre el secuestro, la trata de personas, la corrupción y la ausencia de ética por parte de los medios de comunicaci­ón. Es una bomba thriller que no le pide nada a El jardín de bronce y Epitafios con varias peculiarid­ades.

Primero, una estructura dramática que juega con el tiempo y el espacio atrapándon­os como si nosotros fuéramos los secuestrad­os por la serie de televisión.

Y segundo, un conjunto de personajes maravillos­o, perverso, retorcido, imperfecto, descarado, sensaciona­l.

¿Qué tienen en común 3 por ciento y Estocolmo que no han hecho tanto ruido en la opinión pública mexicana? Que navegan con etiqueta de productos locales, no regionales, no latinoamer­icanos.

Empresas como Telemundo, Fox y Clarovideo no han acostumbra­do, para bien o para mal, a produccion­es panregiona­les, a títulos con actores de toda América Latina.

Regresar, después de esto, a emisiones generadas país por país, es un tanto complicado pero hay que hacerlo. A final de cuentas cada una de nuestras naciones latinoamer­icanas tiene algo diferente qué contar. ¿O usted qué opina?

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