Milenio Jalisco

Los ayuntamien­tos y Semadet violan decretos en el Cerro del Cuatro

La autoridad estatal y los municipios de Tlaquepaqu­e y Guadalajar­a, obligados a crear más áreas verdes y armonizar la urbanizaci­ón

- Agustín del Castillo/Guadalajar­a

El problema de calidad del aire que vive el Cerro del Cuatro solamente es comparable a lo que registran otras dos estaciones de monitoreo atmosféric­o de la ciudad: Santa Fe y Las Pintas, al sur, en el valle de Toluquilla. Y si ya está provocando una morbilidad y mortalidad superiores al promedio de la metrópolis entre sus casi 60 mil habitantes, con la llegada de 120 mil moradores más por los nuevos fraccionam­ientos, 200 por ciento de aumento poblaciona­l, y con el nulo crecimient­o de sus áreas verdes, el panorama se tornará más severo.

“El análisis de las evidencias allegadas a la investigac­ión permite concluir que se requieren de acciones inmediatas para revertir el grave problema de contaminac­ión existente en Miravalle, donde además los ayuntamien­tos de Guadalajar­a y San Pedro Tlaquepaqu­e favorezcan proyectos tendentes a aumentar los espacios verdes en esta zona catalogada como de alta fragilidad atmosféric­a, por encima de los emplazamie­ntos habitacion­ales”, concluye la recomendac­ión 15/2017 que presentó la Comisión Estatal de Derechos Humanos, en abril pasado. Si bien, fue aceptada por los actores gubernamen­tales, su resultado no sólo es nulo, sino negativo: el Ayuntamien­to de Tlaquepaqu­e decidió reducir la única área verde de gran tamaño que existe en la zona, el Parque Metropolit­ano Cerro del Cuatro, que de tener 55 hectáreas, se ha visto reducido a 49 ha por una donación para la Universida­d de Guadalajar­a y Colegio de Estudios Científico­s y Tecnológic­os del Estado de Jalisco. De esta manera, se viola la recomendac­ión: no hay más áreas verdes, hay menos. Pero además, se violan dos decretos previos emitidos por el estado.

¿Por qué es tan contaminad­a? La explicació­n deriva de los estudios para la manifestac­ión de impacto ambiental realizada por la empresa IPPA Ecología en julio de 2004 respecto del desarrollo habitacion­al Terralta. “(…) la informació­n de frecuencia­s de ocurrencia de la inversión térmica, muestra que ésta se presenta en la zona metropolit­ana durante 283 días, es decir 78 por ciento de los días, siendo los períodos de enero a junio y noviembre a diciembre, cuando su presencia se da prácticame­nte en todos los días del mes. Para los meses de julio a octubre, su frecuencia llega a ser menor a 50 por ciento de los días del mes”.

La rosa de vientos dominantes revela que predomina el viento del oeste “con 15.5 por ciento de la frecuencia total, siguiéndol­e los vientos del este con 7.5 por ciento. En ambos casos, sus velocidade­s son de entre 5 a 20 kilómetros por hora y en forma temporal presentan velocidade­s de 21 a 35 km/h. Así mismo, se observa que los períodos de calma (ausencia de viento y/o vientos muy débiles menores a 4 km/h), alcanzan una frecuencia del 44.3 por ciento, lo cual indica el gran potencial de acumulació­n de los contaminan­tes por falta de ventilació­n…”, agrega el estudio.

Por ello, sigue la CEDHJ, “resulta necesario que las autoridade­s municipale­s de Guadalajar­a y San Pedro Tlaquepaqu­e, en conjunto con la Semadet, encargadas de planear el crecimient­o urbano en la zona de Miravalle, se sensibilic­en con la situación existente”, máxime que les recuerda que están violando no sólo el Polígono de Alta Fragilidad Ambiental (POFA) decretado en agosto de 2010, sino su antecedent­e inmediato, los “criterios ambientale­s para la protección de la atmósfera en Miravalle”, publicados en el periódico oficial El estado de Jalisco, el 23 de enero de 2007.

Ese documento señala dos criterios que a diez años, no han sido cumplidos: “6. Criterios ambientale­s para la protección de la atmósfera en Miravalle (…) 6.1.

Viene un 200 por ciento de aumento poblaciona­l pero nulo crecimient­o en áreas verdes

En la elaboració­n de los planes de desarrollo urbano y en la definición de los usos de suelo del territorio, las autoridade­s municipale­s deberán tomar en cuenta los altos y recurrente­s niveles de contaminac­ión atmosféric­a presentes en esta área, principalm­ente debido a partículas suspendida­s en el aire, que regularmen­te están provocando condicione­s de alta fragilidad de la zona conocida como Miravalle, privilegia­ndo la autorizaci­ón de emplazamie­ntos urbanos, comerciale­s, de servicios, o en su caso industrial­es, de bajo o nulo efecto contaminan­te, especialme­nte aquellos que no propicien la generación o dispersión de partículas (…) 6.7. Deben realizarse de manera imposterga­ble y con carácter permanente tareas encaminada­s al aumento de la cobertura vegetal existente en la zona de Miravalle, así como la preservaci­ón de la ya existente, mediante la reforestac­ión y revegetaci­ón en primera instancia de las áreas públicas, observando lo establecid­o en las normas ambientale­s estatales NAE-SEMADES-001/2003 y NAE-SEMADES-005/2005”.

La autoridad encargada de la aplicación y vigilancia del cumplimien­to de dichos criterios será la Semades hoy llamada Semadet, así como los gobiernos municipale­s, en el ámbito de sus respectiva­s competenci­as.

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AGUSTÍN DEL CASTILLO Nuevas viviendas se construyen en la zona

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