Estatuas, esperanza de inmigrantes
E n noviembre del año pasado, justo el día que Trump había ganado las elecciones en Estados Unidos, un muy agotado Lin-Manuel Miranda llegó a la Ciudad de México, primero para enterarse de la noticia, y después para dar un millón de entrevistas sobre y conocer a sus fans en este país.
Tuvimos el privilegio de ser los primeros en platicar con el creador de
y debo decirlo, yo siendo una irremediable fan, tenía temor de que el tema político fuera a deprimir a mi héroe, con quien Disney nos dio mucho tiempo para platicar de lo que fuera.
Antes de la entrevista me dijo: “¿Te cuento un secreto? En tres días va a salir la canción que hice con mi primo Residente, ‘Inmigrants, We Get the Job Done’” (“Inmigrantes, cumplimos con el trabajo”). La canción se basa en una de las líneas que siempre levantan de su asiento al público en el musical más exitoso de los últimos tiempos, en el momento perfecto para hacerlo. Después de no poder creer que Lin-Manuel me confió un secreto, tuve la entrevista más esperanzadora y optimista del hombre que tomó la historia de los personajes que construyeron a Estados Unidos, y la contó de una manera, reflejando lo incluyente de sus palabras, sin ignorar que muchos de los que la hicieron no eran precisamente consecuentes con ellas. George Washington, que en la obra siempre es interpretado por un afroamericano, era dueño de esclavos en Virginia.
Todo esto, porque los tiempos vuelven a ser providenciales. Justo la semana en la que Donald Trump vuelve a encender la mecha del racismo en su país y sus seguidores, estrena su tercera producción (contando la de la gira) en Los Ángeles, California.
Generando una verdadera revolución en la costa oeste de personas que enloquecieron por ver la historia completamente opuesta a como la comprende el gobierno actual.
Es muy curioso. En las escabrosas declaraciones en las que Trump dice que los que protestaban contra los supremacistas blancos quieren acabar con la historia de su país quitando las estatuas de los “héroes confederados” (dueños de esclavos y racistas por ideología) éste asegura que lo que sigue es que quieran quitar las estatuas de los padres fundadores de la nación.
Alexander Hamilton, quien por cierto peleaba a más no poder contra Thomas Jefferson por el tema de la esclavitud, es uno de los padres fundadores de esa patria. Murió a los 47 años en un duelo contra el vicepresidente Aaron Burr, y hoy está completamente de moda por un musical de hip-hop que, sin duda, vino a cambiar más que el teatro para siempre.
A dos años y un mes del estreno en Nueva York y más de cinco años de que Lin-Manuel, cantara en la Casa Blanca ante los Obama la única canción que había escrito de (véanlo en YouTube), este nuevo estreno y la cantidad de comentario social que ha surgido debido al momento histórico parece haber sido diseñado para desmentir cada uno de las calumnias de Trump. Desde los hasta el hecho de que los padres fundadores de la patria van a ser olvidados. De hecho, gracias al arte, ellos son más recordados, estudiados, discutidos, criticados y apreciados que en cualquier otro momento de la historia. Bendito sea el teatro. Tiene la milagrosa capacidad de llegar a recordarnos que no todo está perdido cuando más se necesita. Todos los movimientos sociales requieren