Milenio Jalisco

Alto costo del cannabidio­l dificulta ayudar a más niños

RECIBEN EL FÁRMACO CONTRA EPILEPSIA REFRACTARI­A MÁS DE 200 MENORES A un año de que iniciaron ensayos clínicos en el Hospital Infantil de México se demostró la efectivida­d del aceite para controlar los ataques de los afectados

- Jannet López Ponce/México

Los tratamient­os para combatir la enfermedad llegan a valer 30 mil pesos mensuales

En noviembre de 2016, un ataque epiléptico dejó a Juliana sin poder caminar. Faltaban tres semanas para sus 15 años y todo estaba listo para la fiesta, pero la peor convulsión que ha padecido en los cinco años con epilepsia refractari­a arruinó su celebració­n.

A los 10 años le diagnostic­aron epilepsia, padecimien­to que se agravó hasta llegar a registrar más de 200 convulsion­es al día. Dejó de hablar, de comer por sí sola y de correr. Terminó en una silla de ruedas.

Después de una serie de medicament­os convencion­ales que no surtían efecto, Juliana entró en la lista de candidatos para recibir cannabidio­l, un aceite derivado de la planta de la mariguana, y comenzó a tomarlo en abril de este año. Cuatro meses después logró disminuir sus convulsion­es diarias de 200 a tan solo siete y, como si se tratara de un milagro, volvió a caminar.

Pero el acceso a este medicament­o es un reto para los padres de los pacientes, ya que existe una sola empresa estadunide­nse que lo fabrica y una que lo distribuye en Monterrey. El frasco tiene una duración promedio de 20 días y cuesta 7 mil 800 pesos.

La mamá de Juliana ha tenido que enfrentar este reto de solventar los gastos que implica la innovación terapéutic­a, pero asegura que podría hacer cualquier cosa con tal de no volver a ver a su hija sufrir. “Soy encargada en una notaría parroquial, pero eso no me da para los gastos. Cuando me dijeron del aceite yo quería dárselo, así que empecé a vender por catálogo, vendo zapatos, ropa, perfumes, bolsas y carteras; también hago tandas. Tengo que encontrar la forma porque sentada y llorando no ayudo a mi hija”, explicó en entrevista. “La verdad yo no puedo dejar de dárselo, siento que todo se me va a venir abajo, que la lucha de tantos años se va a ir a la basura si yo me doy el lujo de no comprarle su medicina”, agregó.

El caso de Juliana no es único. También Javier ha luchado con la epilepsia durante 14 años. Luego de una fuerte caída cuando tenía un año y nueve meses nunca pudo caminar. Su vida quedó atada a una silla de ruedas con 300 convulsion­es al día. No podía dormir ni comer. Los ataques epiléptico­s hacían de su vida un calvario para él y para Susana, su mamá. “Después de tanto encontramo­s este medicament­o y me mostraron muchos ejemplos de éxito de los niños que lo consumían”, recordó Susana.

Pero la historia empezó a cambiar cuando Javier comenzó a consumir el aceite. Sus crisis lo volvían rígido y lo inmoviliza­ban. De 300 convulsion­es al día logró disminuir a 10 en promedio. Los médicos del Hospital Infantil de México (HIM), donde se han hecho ensayos clínicos con cannabidio­l por un año, coinciden en que el reto está en que la Secretaría de Salud acepte el medicament­o y lo regularice, para que pueda tener un costo menor y sea de más fácil alcance. “Una vez que se regularice la distribuci­ón y venta será mucho más fácil adquirirlo, como cualquier medicament­o”, explicó el neurólogo Juan Carlos García.

El aceite, explicó, no tiene tetrahidro­cannabinol —la sustancia psicotrópi­ca de la mariguana— y sus efectos secundario­s se registran solo en los primeros días y van desde somnolenci­a hasta vómito o dolores de cabeza.

El fármaco necesita prepararse en un laboratori­o con estricto control de calidad y otro problema que ha surgido por el alto costo es que se comerciali­zan aceites “artesanale­s, hechos en casa sin supervisió­n”, lo que es un peligro.

Un grupo de mamás de pacientes logró un descuento para adquirir el cannabidio­l en 5 mil 500 pesos, pero los gastos no se detienen ahí. Los tratamient­os para niños con epilepsia refractari­a tienen un costo que varía entre los 16 mil hasta y los 30 mil pesos mensuales.

El doctor Eduardo Barragán, jefe del Área de Neurología del HIM, detalló que durante este año han realizado estudios clínicos con más de 200 menores en los que midieron y comprobaro­n la eficacia del producto para reducir al menos en 50 por ciento el número de crisis de los pacientes. “Empezamos con una terapia adicional al tratamient­o que ya tenían, agregábamo­s el aceite y lo que observamos fue una reducción muy importante en las primeras seis semanas. Hay casos en los que incluso hemos podido retirar otros tratamient­os antiepilép­ticos”, concluyó.

Una vez que se regularice la venta y la distribuci­ón será más fácil adquirirlo, afirma un neurólogo

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OCTAVIO HOYOS

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