Presentan reedición de de Chabaud
Talk show es una comedia descaradamente woodyallenesca que escribí un poco como fuga del trabajo que me tocó hacer para televisión cuando colaboraba con la productora Argos. Fui entonces guionista de un talk show, trabajo que se me hacía entre chistoso, triste y patético y, a la vez, interesante”.
Así describe el dramaturgo Jaime Chabaud Talk show, la obra por la que recibió en 1999 el Premio Nacional Obra de Teatro que otorga el Instituto Nacional de Bellas Artes, uno de los tantos galardones que ha recibido en su larga trayectoria.
Esta pieza ya había sido publicada por el Centro de Artes Escénicas del Noroeste (CAEN) y ahora por la editorial Los otros libros, como parte de la colección El sueño del Ajolote. La publicación, junto con El chiste de matar, de Javier Sánchez Urbina, serán presentados hoy a las 19 horas en el Foro Rodolfo Usigli del Centro Cultural José María Fernández Unsaín (Cda. Eleuterio Méndez 11, esquina Héroes del 47, col. San Mateo). “La anécdota se desarrolla alrededor de un periodista de política que tronó con su mujer, está deprimido y metido en una botella de alcohol y una ex amante lo quiere sacar del hoyo y le ofrece una chamba de guionista de un programa de esas de cosas del corazón.
“El periodista comienza a escribir y poco a poco los programas empiezan a tener que ver con su vida, de tal manera que la realidad y ficción comienzan a mezclarse en una locura bastante chistosa”, relata Chabaud.
El dramaturgo recuerda que cuando se estrenó el montaje en 2001, a través de la dirección de teatro y danza de la UNAM, dirigida por Antonio Crestani, contó con la dirección de Mauricio García Lozano. “Entonces había un talk show muy famoso de Carmen Salinas, y cuando supieron que se iba a estrenar mi obra hasta pidieron permiso para ir a verla porque pensaron que se trataba de un ataque a los programas de Televisa. Al final les gustó mucho”, dice.
Aclara que la pieza sí contiene una crítica a la televisión vacía, a la que no aporta nada y, sobre todo esos talk shows que son súper manipuladores con las emociones del espectador, lacrimógenos, terribles y falaces. “Es, pues, una obra que yo escribí exorcizando fantasmas y para divertirme”.
El trabajo de Javier Sánchez Urbina, teatrista de Guanjuato avecindado en León se ha caracterizado por su enfoque social al haber colaborado con gente recluida, niños de la calle, entre otras cosas, además —señala Chabaud— como escritor es muy solvente”.