CASI UN AÑO, Y CARO SIGUE SIN JUSTICIA
No supieron nada de la joven de 22, cuando la hallaron, ya estaba muerta
La mamá de Carolina no olvida el día que encontró a su hija muerta en el piso de la casa de un desconocido, el momento en que la angustia de no saber de ella en horas se transformó en dolor, aquel 11 de diciembre del 2016.
A María tampoco se le ha olvidado que el hombre drogado con el que estaba su niña al momento de su muerte y dejó su cuerpo por más de seis horas, quedó libre, y vive su vida, una oportunidad que Caro, quien tenía 22 años, no volverá a tener.
“¿Por qué ellos andan libres?, uno con su dolor y ellos bien tranquilos, haciendo su vida”, se pregunta. Habla en plural porque además de Fabián, en el departamento donde sucedieron los hechos, estaba su hermano, quien declaró no haberse dado cuenta de que una mujer había fallecido.
El mismo sábado que se encontró a Carolina muerta en su casa, Fabián y su hermano se fueron a Tijuana. Las autoridades determinaron que Caro falleció de bronco aspiración, y señalaron además que en el lugar no había drogas, ni que Fabián estuviera bajo los efectos de ningún narcótico, por lo que no fue investigado; así se lo dijeron a María, así lo leyó en el expediente y así lo recuerda, aunque ella sabe que la realidad fue otra.
Por lo que saben, en su hora de comida Caro estaba con Fabián, quien era cliente de la cafetería donde trabajaba. Fue hasta la mañana siguiente cuando su familia dio con el domicilio del hombre, cuando los papás de Carolina entraron al departamento del sujeto, la encontraron, muerta y tirada en el piso cerca del baño.
“Para eso y escucho que dicen: ya no tiene signos vitales, ya tiene entre siete u ocho horas de muerte”, narra su mamá con lágrimas en los ojos. “No sé cómo te lo puedo explicar… él como estúpido, no podía hablar, estaba ahí todo drogado (…) estaba idiotizado”, recuerda María.
Relata cómo Fabián le dijo a las autoridades que estaba drogado y que drogó a Carolina, “y eso lo hicieron a un lado”, ya no se investigó el caso.
María cuenta que hablaron con el fiscal Eduardo Almaguer, quien les prometió esclarecer el caso. “Él se comprometió, tuvimos una reunión con él ahí en la Fiscalía, y nos dijo, él se comprometió que como él tenía una hija de la edad de 22 años, no sé, que no le gustaría estar pasando en el mismo caso de nosotros”.
Nueve meses después, “no hemos tenido respuesta de nada”, reclama la madre. “Era mi única niña, era mi única hija… era una relación de madre e hija, amigas, era mi brazo derecho para mí ella. Entonces me quitan todo eso, ¿qué queda de mí? Nada”, dice entre llantos la mujer, quien a casi un año de aquél día, lo único que pide es que reviva el caso, se esclarezca y se haga justicia, esa que esperan y que no se les ha olvidado que su hija merece.