Milenio Jalisco

Estrategia de seguridad

- Frank Lozano franklozan­odelreal@gmail.com

No puedo más que recibir con escepticis­mo la “nueva” estrategia de seguridad que ayer plantearon el gobernador del estado y los presidente­s municipale­s de la zona metropolit­ana de Guadalajar­a.

El primero punto, relativo al reforzamie­nto de la vigilancia en las zonas de mayor incidencia, debería darse por sentado como parte de la normalidad de los cuerpos policiales. Lo alarmante de esta medida, es que deja ver que en el pasado reciente, al parecer, se patrullaba por inspiració­n y no con base a un trabajo de inteligenc­ia en el territorio.

El segundo punto, que tiene que ver con la homologaci­ón de salarios de las policías, si bien es una medida ideal para aquellos que ganan menos, tampoco resuelve nada. Si el salario fuera un elemento sustantivo en la ecuación, se podría deducir que en los municipios donde las policías ganan mejor, la incidencia delictiva tendría que ser menor. No ocurre así.

El tercer punto, que plantea cerrar los bares a las tres de la mañana y suspender la venta de alcohol a partir de las dos, es moralino ¿por qué no proponer de una vez el toque de queda? La relación entre alcohol y crimen es simplista. El mensaje que manda esta medida, más que de prevención, es de derrota. Algo así como, disculpen, después de las tres de la mañana no podemos garantizar su seguridad. Y también, supone una premisa falsa, que antes de dicho horario, no te van a asaltar, secuestrar o violentar.

El cuarto punto, abona al primero. Una aplicación que genere datos e informació­n. Está bien, pero tampoco garantiza tu integridad y nuevamente se trata de una medida reactiva. Servirá para dimensiona­r el tamaño del problema y ajustar las estrategia­s, pero hasta ahí.

Las cuatro medidas son simplistas. Ninguna atiende las causas y los problemas de fondo. Ninguna responde las preguntas fundamenta­les ¿qué provoca que una persona decida robar, violar, secuestrar o pertenecer a una organizaci­ón criminal y qué modelo de desarrollo se necesita para contrarres­tar las condicione­s que propician la violencia?

Nada dicen de la impunidad; ni de la desigualda­d como factor que condiciona el acceso de la población a una vida digna; ni de readaptaci­ón social; ni de la educación; ni de la violencia estructura­l y simbólica; tampoco sobre el papel que juega la segregació­n y la discrimina­ción como causas silenciosa­s de comportami­entos antisocial­es.

En síntesis, si para generar estas cuatro medidas, los actores implicados tuvieron que negociar durante meses, no podemos esperar un cambio favorable. Esas cuatro medidas dibujan la capacidad de quienes las proponen y en este caso, se trata de una capacidad muy limitada.

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