Quiero hacer una canción íntima: Jeanne Cherhal
“Los conciertos son mi combustible”, dice la cantante y pianista que se presentará el 13 de octubre en el Teatro Principal de Guanajuato
Jeanne Cherhal se dedicaba a la danza clásica cuando era adolescente, en Nantes, Francia, a principios de los años noventa, pero no pudo seguir bailando por un problema de tendinitis. Como sentía la necesidad de adoptar algún medio de expresión artística, comenzó a tocar el piano de manera autodidacta.
La pianista, cantante y compositora, que se presentará el 13 de octubre en el Teatro Principal de Guanajuato como parte del Festival Internacional Cervantino, dice en entrevista vía skype que mientras obtenía su grado en Filosofía, cantaba y tocaba en bandas de rock bajo el influjo de grupos y solistas como Björk, Tori Amos y Sonic Youth. “Hace 15 años tal vez éramos menos las personas que nos dedicábamos a la música, y en cuanto empecé a tener unas canciones las presentaba en los cafés, auditorios universitarios y otros lugares. Realmente desde el principio comencé tocando en vivo; cada vez iba teniendo más conciertos”.
Considerada desde hace más de diez años como una de las portaestandartes de la canción francesa, Cherhal comenta que canta en francés “y eso es determinante, marca realmente la música que hago. Yo me siento muy marcada por los cantantes y los artistas franceses y francófonos en general, pero también escucho mucho rock alternativo en inglés y la música folk de los años setenta. En lo último que he hecho hay muchas guitarras acústicas y de 12 cuerdas. Me siento como una esponja, muy marcada por lo que me gusta, por lo que escucho; es como una mezcla que se hace dentro de mí”.
La autora de los discos Jeanne Cherhal, Douze fois par an, L’eau y Charade asegura que en un mundo donde predomina la música en inglés, ella no puede rivalizar con los grandes artistas internacionales. “Sin embargo, sí hago muchos conciertos. Es lo que más me gusta de mi trabajo: los conciertos son mi motor, mi combustible. Me importa tener muchos conciertos. No vendo muchos discos en Francia y nada en el extranjero, pero de cualquier manera me siento bastante afortunada.
¿Qué tan importante es mantener la lengua propia en un mundo globalizado? ¿Es una suerte de nacionalismo? El apego a mi lengua no es ningún acto de nacionalismo: es mi lengua materna y para mí esto constituye una riqueza, pero el hecho de poder cantar en distintas lenguas es una maravilla. Sí, efectivamente, el inglés como que homogeniza todo y aplasta un poco a las lenguas del mundo, yo creo que sí es importante conservar la propia lengua. Es un poco como conservar la manera de vestirse de cada país o particularismos así. Además, el francés es una lengua muy bella, muy rica, muy musical, aunque algunas personas dicen que no tiene swing (ríe). Yo uso el francés porque es mi lengua de corazón, mi lengua íntima, y yo quiero hacer una canción que sea íntima. La uso cuando escribo y no me lo planteo en términos de nacionalismo. ¿Al hablar de intimidad, cómo disfruta los conciertos a voz y piano? Cuando canto así, únicamente con el piano, hay una relación como de más confianza con el público. A veces puedo decir en mis canciones cosas que no diría en una conversación normal con gente que no conozco. Puedo hablar, por ejemplo, del deseo de tener hijos o de un deseo erótico. De hecho en mis canciones puedo hablar de todo.
¿Cómo explica los temas de sus canciones, que van del humor a la crítica social? Para escribir una canción siempre necesito partir de una emoción, por ejemplo un enojo o un enternecimiento especial. Precisamente es por eso que no escribo mucho ni edito un disco cada año. Siempre parto de una emoción muy fuerte o de personas que me conmovieron, siempre a partir de mi ventana personal, de mi prisma personal. Incluso, si abordo un tema social, lo hago desde mi posición, desde mi perspectiva, no de un lugar desde el que me permita dar lecciones a los demás. Eso es algo que odio, tanto en las canciones como en el arte en general.
¿La música creativa es apoyada en Francia? Tenemos la suerte de que existe lo que llamamos status de artista intermitente del espectáculo, que nos permite recibir una remuneración cuando el trabajo disminuye. Constituye una especie de base de salario que no cobramos cuando estamos ganando, por supuesto, pero cuando ganamos menos es una especie de subsidio. Tenemos miedo de si va a continuar o no, pero existe desde hace varios años y es genial, porque a los artistas, sobre todo a los más precarios, les permite escapar de los problemas agudos de dinero.