Milenio Jalisco

El “Chonguito”

- Ramon Macías

Bueno; me colmaste el plato- Sobrino.

Te llegó el turno y gastaré un poco de tiempo en ocuparme de ti, no sé si te lo merezcas o no, pero lo haré, estoy decidido.

Después de todo, te lo has ganado, lo tienes bien merecido.

Dice el proverbio –acá en mi tierra, decimos “Dicho”-, como dice el dicho y el sabio Salomón.

Que no hay “pior” lucha que Lucha Villa, pobrecita. Donde quiera que estés Luchita, alíviate.

El “Chonguito” dice ser mi tío, pero yo digo que es mi sobrino, todo es cuestión de si es de aquí

Lo de “Chonguito” le viene de sus tiempos de chirote [así les decían a los torerillos bufos] parte de la comparsa de antaño cuando había novenarios, chonadas, [por aquello de Chon Lagañas] Festejos pueblerino­s con enormes toros criollos, cebú y llevaban un apodo y eran nueve días seguidos.

Comenzó el trajín en su natal Comitán, Chiapas. Se sentaba en un pupitre junto a la maestra Gordillo, sí; fueron juntos a la escuela, también algún día fueron niños. Corriendo la legua en plazas de Chiapas que no “Chapas” como he escuchado a más de alguno. “La Bien pagá” de Tapachula, en donde probó la gloria “El Jalos” según se puede ver en un cartelito que adorna una cantinita de ahí. Dicen que lo del nombre de la plaza es por “La Faraona” no Lola, que nada tiene que ver, sino una mujer envenenada de toro y mecenas de torerillos. Y La Monumental de San Crstobal de los coletos. Ahí también conoció el triunfo, el añorado Salvador Mejía “El Loco”, eran sus rumbos, decía que ahí lo vio torear “Curro Rivera” y que impresiona­do con su traje de luces, le pidió le recomendar­a a su sastre. “El Chonguito” si le creía…

Diré que debo mi devoción a san Caralampio una reliquia griega como la de Lagos [San Hermión], que huelga decirlo es muy milagroso, a mi sobrino. Es el patrono de Comitán.

Una vez le pedí a san Caralampio, hincado de rodillas, que mi sobrino ya no se encuerara durante las corridas, que por Caralampio bendito, dejara de emular a don Susanito, ya que me apenaba ver como cada que hacía su numerito, llegaban los gendarmes a querer llevárselo por obsceno.

No sé por qué, me recuerda a José Rubén Romero y su célebre Pito Pérez aunque, mi sobrino no ha tenido una vida inútil sino todo lo contrario, es “chambiador” como el que más y se graduó de contable y de psicólogo. Le decía el finado güero el de las gorditas, “para que tu solo te recetes”.

Es un tipo preparado, inteligent­e y culto. Narrador empedernid­o y poeta soberbio, pero ahí viene el pero, su obra será segurament­e póstuma. Ya que no la da a conocer, pero he leído algunos de sus cuentos y son de verdad muy buenos, editor de “El Chimolero” puedo asegurar que es la mejor revista de toros que circula los domingos en la Nuevo Progreso, sin patrocinad­ores y ningún apoyo oficial ni nada que se le parezca, pero esos sí, llena de contenido editorial y calidad literaria. ¿Qué más puede decir sobrino? Que te bendiga san Caralampio y que te guste mi colaboraci­ón.

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