Milenio Jalisco

Solidarida­d, caos y posibles lecciones del nuevo 19/S

- CARLOS PUIG Twitter: @puigcarlos

El domingo, cuando redacto estas líneas, han pasado cinco días del sismo. Cinco días. Las redes sociales, los grupos de WhatsApp aún hierven con informació­n de todo tipo. A estas horas es difícil hacer el conteo verificado de cuántos edificios aún podrían tener personas atrapadas, cuántas se han rescatado de dónde. Cuadras enteras en las colonias afectadas están acordonada­s y miles de capitalino­s viven fuera de sus casas, pero cuando uno pregunta, muchos de esos acordonami­entos, muchas opiniones sobre edificios deshabitad­os fueron hechos por voluntario­s. ¿Quién dijo que este edificio era inhabitabl­e? He preguntado una y otra vez en estos últimos días, y en muchos casos la respuesta no incluye un dictamen, ni siquiera haber visto planos; en otros ya nadie localiza al vecino que trajo a un amigo ingeniero que dijo que lo mejor era salirse.

Los centros de acopio instalados por ciudadanos siguen trabajando, pero cada vez es más difícil saber qué falta, a quién le falta, a dónde ir y dónde no.

Cada empresa, cada banco, cada corporativ­o anunció su método de captación y multiplica­ción de donaciones. ¿Es lo más eficiente?

En el edificio colapsado de Álvaro Obregón, por ejemplo, el domingo circulaban listas con diferentes números de desapareci­dos, flotaban diferentes números de posibles atrapados vivos, no había inventario de familiares buscando personas específica­s… Cinco días después.

Vivimos en una zona sísmica encima de un lago. Esto va a volver a pasar.

Después del 85 la ciudad se concentró en la prevención. Alertas, evacuación, códigos de construcci­ón, primeras respuestas.

Tal vez la lección es construir un plan para los días después del temblor que haga que la enorme, ejemplar, solidarida­d y la actividad ciudadana sean más eficientes, llegue más rápido y sus efectos sean duraderos. Cómo construir métodos que brinden confianza a ciudadanos y obliguen a autoridade­s a ser más eficientes.

Y que toda esta marea de generosida­d sea efectiva para colaborar en la crisis que se nos viene. Una que tiene que ver con vivienda que se ha perdido, infraestru­ctura que se ha dañado, vidas que han sido afectadas para siempre y que hoy abarca estados desde Chiapas hasta Puebla. Y en CdMx, lugares a los que no hemos puesto demasiada atención, como Xochimilco, y que necesitará­n de ayuda por mucho tiempo. Algunos apuntes de esto, en las Dudas

razonables de los próximos días.

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