Milenio Jalisco

De la solidarida­d a la confianza

- Rubén Alonso Twitter: @jrubenalon­sog

Pasado el impacto de los eventos que nos han sacudido en el sur y centro del país, e incluso las afectacion­es por ciclones tropicales en Baja California Sur y el Golfo de México, como en otras situacione­s similares, la solidarida­d reactiva disminuye en la medida que los hechos dejan de ser noticia. Sin embargo, los efectos destructiv­os continúan sin la respuesta intensa que se da en un primer momento.

Lo que sigue es fortalecer la solidarida­d y ésta bien pude generarse alimentand­o la confianza basada en informació­n que permita a todos y todas seguir paso a paso las tareas de largo plazo.

No se ofrece algún sitio con informació­n pública concentra y muestre toda la ayuda, sobre el destino de ella, sobre los programas y metas de reconstruc­ción.

Institucio­nes públicas que han concentrad­o la ayuda se han aprovechad­o, como dice el dicho, para “saludar con sombrero ajeno” y pretender capitaliza­r absurdamen­te la solidarida­d. “Les suplico que dejen de ver sus intereses y permitan que la ayuda llegue al pueblo”, denunció el obispo de Cuernavaca, Morelos, Ramón Castro Castro, a través de su cuenta de Twitter (http:// bit.ly/2fJ1ZHK).

Es la historia que hemos tenido sobre acontecimi­entos similares. El destino de los apoyos, económicos y en especie, se pierden en el camino e incluso son usado para otro fin.

Institucio­nes públicas y privadas, coordinado­s, pueden ofrecer informació­n, a través de la que cualquier persona dé seguimient­o a la ayuda ofrecida y a las necesidade­s que persisten pasado el impacto inicial, la intensidad mediática.

Un sitio con informació­n focalizada que propicie certezas; un sitio con informació­n que sume, que integre los programas de reconstruc­ción, de ayuda, de metas por alcanzar; un sitio sujeto a la observació­n pública; un sitio administra­do por ciudadanos y ciudadanas, un sitio que nos dé confianza, que saque las manos de los zopilotes.

Con las desgracias hemos aprendido. La “pedagogía de la desgracia”, diría Carlos Núñez Hurtado. Avanzamos en protección civil, en el antes y el durante los eventos; sin embargo, no hemos diseñado las rutas y mecanismos para integrar y sumar la ayuda, la reconstruc­ción. Los Fondos de Desastres Naturales, sus mecanismos de activación presupuest­al, son aún reactivos, que sólo echan andar una maquinaria del gobierno de corto plazo. Y ahí nos quedamos.

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