Milenio Jalisco

Algunos de los habitantes EN UNIÓN HIDALGO, ESTRÉS E INSOMNIO POR LAS RÉPLICAS

De esta región del Istmo de Tehuantepe­c perdieron el sueño y aunque su casa sigue en pie, prefieren vivir en la calle por temor a un derrumbe; otros, solo piensan en continuar su vida y agradecen su bienestar

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En Unión Hidalgo —en la región del Istmo de Tehuantepe­c—, 14 mil familias que viven a la intemperie sufren un nuevo calvario, ya que después de sobrevivir a dos terremotos, ahora padecen crisis de ansiedad, pues no concilian el sueño por temor a las tormentas o a que los sorprenda una nueva réplica de los sismos.

En los 41 municipios de la zona del Istmo de Tehuantepe­c que fueron sacudidos por los sismos del 7 y 23 de septiembre —y que fueron declarados en desastre— hay 700 mil personas afectadas, 59 mil familias que perdieron sus viviendas y 50 mil familias viven en la calle y con la zozobra de que entre las más de 4 mil 700 réplicas haya un terremoto de gran magnitud.

Mientras tanto el gobierno estatal y federal aceptan que han sido superados por la nueva contingenc­ia.

El presidente municipal de la comarca, Wilson Sánchez, pidió auxilio al gobierno federal y estatal, porque “si no deja de temblar, no sé que va pasar y qué vamos hacer. Nuestra gente vive en esa zozobra… Vivimos en un miedo constante, porque nunca habíamos tenido tantas réplicas…”.

Unión Hidalgo es un municipio activo con alta efervescen­cia política, incluso es bastión de los grupos de activistas antieólico­s que se oponen al arribo de más proyecto extranjero­s.

Su gente está dedicada al campo, pesca, artesanías y al turismo, pero ante la onda sísmica desatada el pasado 7 de septiembre su gente ha empezado a emigrar y dejar sus tierras en busca de un lugar seguro.

Los pocos que aún se quedaron, sobreviven en la calle. Viven una sicosis, una crisis de ansiedad, después del terremoto del sábado, que fue fatal.

Olivia Orozco, habitante en Unión Hidalgo, narró que desde el 7 de septiembre duerme solo una hora al día. Su cuerpo no ha podido descansar desde aquella noche en que la tierra se movió. Hoy lo único que pide es que deje de temblar para descansar un poco.

En entrevista con MILENIO, narra su situación y cuenta cómo ya se volvió inestable vivir en la región del Istmo, en su tierra natal, ya que “a cada rato empieza a temblar y nosotros ya tenemos miedo, ya no sabemos qué hacer, tenemos pánico. Desgraciad­amente ya estoy enferma de los nervios y con cada réplica tiembla todo mi cuerpo. No duermo y las noches se me hacen eternas.

Olivia teme que su casa colapse y toda su familia quede atrapada, por ello vive a la orilla de la banqueta, en una carpa improvisad­a.

En tanto, Jorge López afirma que los istmeños empiezan adaptarse a esta nueva vida, a esta etapa de temblores permanente­s. La gente empieza a cambiar y nosotros tenemos que aprender a cambiar, aunque o sea muy difícil, pero lo intentamos.

Aceptan que su pueblo está en ruinas y ahora tendrán el problema de ponerse de acuerdo todos, por encima de ideologías, para levantarse y perder el miedo, aunque en cualquier momento la vibración de la tierra los regrese donde empezaron…

Casos como los de los hidalguens­es Beatriz y Jorge hay más de 50 mil en todo el istmo de Tehuantepe­c….

La Secretaría de Salud de Oaxaca reporta que al menos 49 mil personas han sido atendidas por trastorno postraumát­ico, mismo que es detectado por síntomas como insomnio, falta de apetito y sobresalto…

Además, Beatriz Rivero, a diferencia de Olivia y Jorge, duerme tres horas más al día. Su familia tuvo que organizar turnos para que al menos uno se mantenga despierto y en caso de un nuevo sismo alerte a todos y puedan refugiarse…

En contraste, Luis Ángel Sarmiento, niño y habitante Unión en Hidalgo, afirmó que a pesar de su miedo, no está triste y es feliz, porque está vivo y tiene a su familia a su lado y está atento a las réplicas, las cuales se cuentan por miles.

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