Islas Revillagigedo, los riesgos no calculados
Hay un riesgo volcánico que no ha sido evaluado, y lejanía de las islas, haría complicado un rescate de visitantes. También reprochan ambigüedad en el tema minero
No todo es desacuerdos en la propuesta del gobierno mexicano para transformar el esquema de protección de las islas Revillagigedo: las comunidades científica y social consideran un acierto que se pretenda ampliar casi 20 tantos la superficie protegida porque permitirá rescatar numerosas especies altamente presionadas por la pesca comercial y deportiva, pero además, a la larga, estos sectores serán también beneficiados.
“Está demostrado que una reserva marina genera una alta productividad que derrama hacia sus contornos; es algo que se ha podido demostrar con el caso de Cabo Pulmo, donde los pescadores determinaron proteger y han logrado una exitosa restauración; eso les benefició porque lograron generar un interesante uso turístico en la zona de exclusión, y porque esa reproducción sin contratiempos de peces y crustáceos hace que las zonas exteriores haya pesca abundante”, ilustra el investigador de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) y del Instituto Scripps de Oceanografía, Octavio Aburto Oropeza, entrevistado esta semana por MILENIO JALISCO en una visita a esta ciudad.
No obstante, la propuesta sustentada en un estudio previo justificativo genera diversas preocupaciones que han hecho que el consejo asesor de la reserva no se haya podido pronunciar de forma unánime en relación a la propuesta. El presidente de ese consejo, J. Emilio Michel Morfín, entregó el pasado 3 de octubre el informe sobre las discusiones internas que demuestran que no se ha podido alcanzar consenso en el tema.
“Si bien, existe consenso en que deben de establecerse mecanismos para lograr una mayor protección del Archipiélago Revillagigedo, no existe una posición unificada del Consejo Asesor en torno al Estudio Previo Justificativo a la declaración del decreto con carácter de Parque Nacional, así como de algunas actividades señaladas en él”, destaca en su informe, entregado al director regional de la Conanp (Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas), Benito Bermúdez Almada, al que tuvo acceso este diario.
Por ejemplo, “algunos miembros del sector de la sociedad civil no están de acuerdo con permitir actividades turísticas en zona terrestre. Otros miembros del Sector proponen que de permitirse el turismo en la zona terrestre, éste debe ser estrictamente de bajo impacto ambiental y que no se desarrolle infraestructura turística de ningún tipo, debido a que pondría en riesgo especies endémicas y en peligro de extinción. Además, consideran que no debe permitirse la creación de caminos nuevos, particularmente en zonas núcleo, ya que puede comprometer la viabilidad de las poblaciones de las especies mencionadas y sus hábitats críticos, así como la integridad de ecosistemas prístinos”.
Respecto al tema marino, “los prestadores turísticos del sector pesca deportiva encuentran en principio positivo cualquier esfuerzo que tenga como propósito la conservación de las áreas naturales del país y el incremento de la protección a la biodiversidad”. Sin embargo, no apoyan el proyecto de creación del parque nacional, “al considerar que no se aportan elementos que justifiquen la exclusión y/o prohibición de la actividad de pesca deportiva”.
El sector “buceo y vida abordo”, manifiesta “una postura de rechazo a la pesca en todas sus formas. Consideran preocupante que el Estudio Previo Justificativo en su capítulo III, ‘Diagnóstico del Área’, fracción c), ‘usos y aprovechamientos’, señala que en los próximos años se prevé un aumento en la demanda mundial de minerales y que esto impulsará su extracción de los fondos marinos. Les llama la atención, ya que consideran falto de lógica que se mencione en el estudio, ya que según lo que han explicado, se prohíbe la explotación minera, por lo que este sector consideran que debe de señalarse de manera explícita, como se hace con la actividad pesquera, la prohibición de la actividad minera en el Parque Nacional Revillagigedo o en su defecto, no debe de mencionarse su potencial aprovechamiento”.
Por su parte, “el sector de las organizaciones de la sociedad civil considera acertada y necesaria la intención de ampliar el área natural protegida con una superficie de 14 millones 793,262 hectáreas, incluyendo toda la columna de agua. Respaldan la propuesta de prohibir la pesca comercial y deportivo-recreativa, y recomiendan se permita la pesca de fomento con fines de investigación y conservación en toda la superficie marina del parque, así como la pesca de consumo doméstico por parte del personal del Sector Naval presente en las islas Socorro y Clarión, de la Secretaría de Marina”.
Los científicos señalan como grave omisión que ni siquiera se pondere el riesgo volcánico ni se detalle “el patrimonio geológico en la evaluación del establecimiento del Parque Nacional. Presentan varios puntos a ser tomados en
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