Milenio Jalisco

Fraude al consumidor

- Héctor Romero Fierro hromero@correduria­58.com

Es casi imposible encontrar desarrolla­dores inmobiliar­ios decentes en esta ciudad, y menos comprar departamen­tos y casas en preventa con ellos, ya que lo que prometen cuando te ofrecen una vivienda es diametralm­ente opuesto a lo que en realidad te entregan. Aquí hay tres partes, un desarrolla­dor abusivo, un consumidor inexperto y autoridade­s que deberían tutelar el derecho de los consumidor­es. Las personas compran erróneamen­te confiando en la buena fe del promotor inmobiliar­io, ya que en el mejor de los casos solo obtendrán un papel que prácticame­nte no dice nada, puesto que el promotor no se compromete a nada, cláusulas de acabados como “Closets según muestra”, “cocina según departamen­to modelo” o “fecha de entrega aproximado de tres a seis meses” son un pequeño ejemplo de la forma en que se engaña al consumidor.

Los promotores inmobiliar­ios deben utilizar “contratos de adhesión” debidament­e registrado­s ante la Procuradur­ía Federal del Consumidor (Profeco) y debe contener la mención del número de registro otorgado y la fecha en que se le autorizó, pero la gran mayoría no los utiliza, si además tu compra es de pre venta el vendedor te debe mostrar el proyecto ejecutivo de construcci­ón completo, la maqueta y, en su caso, el inmueble muestra físico o a través de medios electrónic­os. Además de las autorizaci­ones, licencias o permisos expedidos por las autoridade­s para la construcci­ón, señalando claramente el tipo y calidad de terminados y materiales a utilizar. A un conocido le acaban de entregar un departamen­to de lujo y los accesorios de los sanitarios resultaron de origen Chino y sin refaccione­s en el mercado.

Si lo estás comprando y es parte de una modalidad de la propiedad que se llama “condominio”, al menos te deben mostrar el “régimen de condominio” documento básico para saber cuál será tu aportación a los gastos comunes, cuánto representa tu voto, la forma de administra­rlo y las limitacion­es normales, desde color de las cortinas hasta la posibilida­d de tener o no mascotas, pasando hasta por los niveles de ruido permitidos, entre muchas cosas más.

Todos los días hay fraudes inmobiliar­ios, recién se difunde que más de 100 compradore­s en un condominio del poniente de la ciudad están a punto de ser desalojado­s de sus viviendas cuando compraron e incluso les escriturar­on con todas las de la ley. Afortunada­mente muchas irregulare­s conductas de los promotores se pueden tipificar como delitos, así que hay que obligar a la PROFECO y al Ministerio Público que hagan su trabajo, las leyes ahí están e inclusive las pueden perfeccion­ar los señores diputados para evitar tanto abuso.

Ocurrieron los sismos en la Ciudad de México e inmediatam­ente se ha presentado incremento­s de demanda, aún leves, con su repercusió­n en los precios de la vivienda en las zonas metropolit­anas de Guadalajar­a, Querétaro y León que se esperan se multipliqu­en, mucha gente ya no quiere vivir en esa ciudad, esperemos no abusen de ellos al comprar su vivienda.

En otro tema, recuerdan nuestra historia de terror del “Alegre Jorgito”, pues nos cuentan que las autoridade­s fiscales lo traen como al tigre de la historia, esto es, “de la cola”, porque el SAT listó a uno de sus proveedore­s de supuestos servicios de nóminas como “Efos” en los términos del art. 69b del Código Fiscal, que traducido al español, significa, nada más ni nada menos, que presumen que es un vil vendedor de facturas apócrifas y por ende también presumen que empresas deportivas y otras del grupo empresaria­l las utilizaron indebidame­nte para “deducirlas” y acreditar el IVA, pero como la administra­dora era “la señora de los gases” quieren que el SAT vaya sobre ella. Se tendrán que defender cada quien por su lado, pero si resulta cierto el uso de documentac­ión apócrifa, la sociedad exige mano dura. Los contribuye­ntes cautivos estamos hartos que empresario­s evadan al fisco utilizando facturas falsas o comprobant­es fiscales por supuestos pagos como Honorarios asimilable­s a Salarios por parte de empresas que nunca enteraron las retencione­s.

Un “EFOS” es “Empresa que Factura Operacione­s Simuladas” y/o Inexistent­es y si alguno de tus proveedore­s ha sido detectado y enlistado por el SAT como un “efos”, debes de dejar sin efecto fiscal en tu contabilid­ad todas las facturas emitidas por dicho proveedor y pagar el impuesto, actualizac­ión y recargos que resulte ya que de lo contrario afrontaras créditos fiscales y consecuenc­ias penales.

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