Inició temporada El Extensionista
Se trata de una producción financiada con el fondo Proyecta que implica la presencia de poco menos de 20 artistas en escena
El Extensionista
Aun tercio de su capacidad, la noche del jueves, en punto de las 20 horas, el Teatro Experimental fue sede del estreno de la obra El Extensionista, de Felipe Santander dirigida por Moisés Orozco, producida por José Lira y musicalizada por el Mariachi Tradicional Son del Coamil y Pancho Madrigal.
La historia se centra en la llegada de Cruz, un ingeniero agrónomo contratado por el gobierno, a un pequeño pueblo para realizar un programa social. Durante su estancia, advierte la apatía de los campesinos y las explotaciones a las que están sujetos bajo un terrateniente déspota y un gobierno corrupto.
Las luces tenues y multimedia a color y en ocasiones en escala de grises... la puesta reúne en escena a poco menos de 20 artistas en escena, entre actores y músicos que recrean de manera pulcra y ágil una escena tras otra que logra captar la atención en todo momento. Se trata de una labor titánica en la que el elenco no cae en la sobreactuación o actuación acartonada y mantiene cierto dinamismo durante las dos horas que dura el espectáculo.
A través la economía de elementos escenográficos, el diseño de escenario se resuelve con maestría y transporta a la audiencia a múltiples locaciones interiores como exteriores. La transición de locaciones se llevó a cabo con intervenciones del mariachi e interpretaciones de canciones tradicionales con letras hilarantes y subversivas.
Orozco nos ofrece una visión particular de un drama en el que logra destacar la ironía de un texto complejo que raya en la sátira y en ocasiones, cuenta con un toque agrio de comicidad.
El vestuario está inspirado en los años setenta y no es casualidad, la obra multipremiada se escribió en 1978, se mantuvo 10 años en cartelera y superó las 3,200 representaciones en México, Ecuador, España, Cuba y Estados Unidos.
El Extensionista permanecerá en cartelera del 12 al 22 de octubre en el TEJ, en el núcleo Agua Azul. Las funciones son los jueves y viernes a las 20:00 horas, sábados a las 19:00 horas y domingos a las 18:00 horas. ace 30 años, mediante la Ley 8/1987, se estableció en España la celebración con el rango de fiesta nacional, cada 12 de octubre, del Día de la Hispanidad, en memoria de “la integración de los reinos de España en una misma monarquía”. Se reemplazó así lo que desde 1917 llevaba el desafortunado, ambiguo e híbrido título de ‘Día de la Raza’, en recuerdo del arribo de Cristóbal Colón a tierra firme en el Caribe.
El de ‘hispanidad’ lo propuso después de ese año –no lo acuñó, pues ya existía–, el presbítero Zacarías de Vizcarra, peninsular avecindado en Buenos Aires, idea que acogió con entusiasmo el Arzobispo de Toledo y Primado de España, don Isidro Gomá Tomás, en un discurso suyo muy exitoso, pronunciado en el teatro Colón de la capital de Argentina en 1934: Apología de la Hispanidad, en el que sintetiza lo que el ensayista político Ramiro de Maeztu había trabajado con esmero los lustros previos.
Hoy, el término alude indistintamente al carácter genérico de todos los pueblos de lengua y cultura hispánica que al conjunto y comunidad de los pueblos hispánicos, que hoy componemos 20 naciones y 400 millones que usamos la lengua española para comunicarnos.
Por esta vez, el Día de la Hispanidad se engasta con el conflicto provocado por los independentistas catalanes, deseosos de emanciparse de España así sea al precio de atomizar sus mismos intereses y llevar a su pueblo a la incertidumbre y al caos. En la Madre patria se echa de ver a un Estado fuerte ante una nación débil. La hispanidad fuera de España, principalmente en América, se sitúa al otro lado: naciones fuertes con estados débiles. Para equilibrar este desajuste tal vez nos puedan servir las siguientes pistas:
* Debemos ampliar las posibilidades riquísimas que nos da la lengua de Cervantes, al hacernos miembros de una familia tan extensa en lugares incluso donde los hispanoparlantes constituyen la minoría lingüística más grande de un país, como es el caso de los Estados Unidos.
* Mantener como un reto inamovible el fomento de la lectura, el libro, la escritura y el discurso entre los niños y los escolares de los distintos niveles.
* Revisar una y otra vez los temas que emporcó la leyenda negra hispana adjudicándole a un pueblo, a una raza y a una cultura lacras que de ninguna forma le pertenecen. Para ello es necesario que el pensamiento crítico se extienda por ahora al menos en los ámbitos académicos, como ciertamente ha venido pasando, aunque tal cosa apenas se eche de ver en los planes de estudio de los sistemas escolarizados, cada vez más distantes y alejados de las humanidades y de las ciencias sociales.
* No mostrar el desdén y la indiferencia de la que han sido objetos las propiedades esenciales del componente hispano de nuestra cultura, principalmente las raíces indocristianas, tan vivas aun en el pueblo, pero tan endebles cuando las contaminan la violencia agresiva de las estrategias de la globalización del mercado mundial.