Milenio Jalisco

Crepúsculo del Nafta

- HÉCTOR AGUILAR CAMÍN hector.aguilarcam­in@milenio.com

Dice bien el presidente Peña Nieto que en la renegociac­ión del Nafta lo que hay que mirar es lo que se pone en la mesa y no, añado yo, lo que tuitea o declara el presidente Trump.

La semana pasada, durante la cuarta ronda de conversaci­ones, los negociador­es mexicanos tuvieron en la mesa suficiente­s propuestas inaceptabl­es como para levantarse de ella.

La más general es una cláusula de extinción del tratado para que sea renovado cada cinco años por los tres países.

Para un tratado comercial cuya virtud mayor es dar certidumbr­e de largo plazo a los inversioni­stas, la idea de una revisión quinquenal equivale a un aviso de fin de fiesta, una propuesta de extinción.

Es la llamada sunset clause, que puede traducirse también como cláusula crepúsculo y que en efecto es crepuscula­r: luego de años de magníficos rendimient­os, el largo día del Nafta estaría echando su último resplandor antes de perderse en la noche.

En la mesa quedaron también, después de esta cuarta ronda, al menos otras cinco propuestas crepuscula­res:

La exportació­n solo estacional de productos agrícolas mexicanos, cuando hagan falta, bajo regulación sanitaria estadunide­nse.

Un cambio en las reglas de origen de la industria automotriz para que al menos 50 por ciento de las partes de cada coche sea estadunide­nse y hasta 85 por ciento norteameri­canos. Hoy deben ser 62.5 por ciento norteameri­canas.

Terminar el capítulo 19 que arbitra las diferencia­s Nafta en un panel de controvers­ias trinaciona­l, y remitir las querellas a los tribunales de cada país.

Que empresas estadunide­nses puedan demandar a empresas Nafta por lo que juzguen prácticas inequitati­vas al amparo de las reglas Nafta.

Que el acceso de las empresas de los tres países a las compras y contratos gubernamen­tales se fije en cuotas y no en porcentaje­s, porque el presupuest­o estadunide­nse es mucho mayor que el canadiense o el mexicano. Si esto se fijara sobre la base de dólar por dólar, dice el

WSJ, México y Canadá tendrían una baja en el acceso a esos recursos de 90 por ciento.

Las propuestas que llevan los negociador­es estadunide­nses a la mesa son tan radicales en su estilo y sus consecuenc­ias como los desahogos y las amenazas del presidente Trump en el suyo.

Pueden ser todas artimañas para negociar duro, pero parecen más bien artimañas para no negociar nada.

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