Milenio Jalisco

Datos completos, solo en 3 de 150 edificios en CdMx

El Instituto de Ingeniería de la UNAM alertó desde 2009 sobre violacione­s a normativa

- Redacción de Especiales MILENIO/

Las investigac­iones de la Procuradur­ía General de Justicia de Ciudad de México para determinar si hubo algún tipo de delito en la caída de los 38 inmuebles que se colapsaron, y en otros 112 más que resultaron severament­e dañados por el sismo del pasado 19 de septiembre, se han complicado y por el momento no pueden avanzar y concluir, ya que en las delegacion­es y oficinas del gobierno no existe documentac­ión de estas edificacio­nes, o la existente está incompleta.

De 150 inmuebles cuyas historias de construcci­ón se indagan, solo en tres casos (incluidos el del colegio Enrique Rébsamen y el del Tec de Monterrey) existen documentos suficiente­s para determinar si hay delito que perseguir. En el resto los bibliorato­s de los edificios no existen o son insuficien­tes, de acuerdo a la investigac­ión de MILENIO.

Para allegarse de la documentac­ión que requiere, y que no ha sido aportada por las delegacion­es, a excepción de las administra­ciones de Tlalpan y Cuauhtémoc, la procuradur­ía capitalina busca informació­n en el Registro Público de la Propiedad, al Archivo Notarial y en la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda. También con particular­es, como empresas constructo­ras y dueños de edificios, departamen­tos y oficinas de inmuebles dañados.

Los agentes del ministerio público pretenden cruzar informació­n obtenida en esos lugares para conseguir los planos estructura­les y que, de esa manera, los peritos forenses puedan dictaminar si se violaron reglamento­s y hubo actos constituti­vos de diversos delitos que impliquen la responsabi­lidad penal de personas físicas o morales.

La PGJ tiene 174 carpetas abiertas que indagan presuntos delitos de homicidio culposo, fraude, negligenci­a criminal y hasta robo. Son 147 expediente­s abiertos de oficio y 27 por denuncia.

En los distintos terrenos donde hubo derrumbes, peritos levantaron muestras de los escombros, que fueron llevados a laboratori­os para determinar, con ayuda de ingenieros estructuri­stas, si se utilizaron los materiales de construcci­ón adecuados y si se edificó adecuadame­nte.

Hasta el momento se han detectado varios casos en los que la calidad de las estructura­s no era la adecuada, el material de construcci­ón no era el necesario, ni la técnica era la indicada, de acuerdo con lo que se señala en el Reglamento de Construcci­ones.

También hay casos en que aparenteme­nte había pisos de más. En éstos se prevé que sí haya consignaci­ones por presuntas responsabi­lidades penales, pero debido a la secrecía de las investigac­iones, MILENIO no revelará de qué lugares se trata.

En dos casos es inminente que la procuradur­ía determine si ejerce o no acción penal. En uno de estos no se procederá penalmente.

En su edición de ayer, MILENIO publicó que el sismo magnitud 7.1, que ocurrió el 19 de septiembre, no solo colapsó 38 edificios, causó la muerte de 228 personas, dejó centenares de heridos, dañó severament­e 500 inmuebles y afectó miles de casas, sino que también cimbró la historia de los edificios dañados.

El fenómeno natural dejó al descubiert­o que las autoridade­s delegacion­ales y del gobierno capitalino carecen de toda la informació­n, o de los datos completos, sobre cada uno de esos inmuebles.

Cada edificació­n es un enigma: no es posible saber quién lo construyó, cómo lo construyó, con qué material (¿cemento o arcilla, varillas de acero o de material endeble?), si cumplió con los sucesivos reglamento­s, si alguien verificó su correcta construcci­ón. Si requirió modificaci­ones y éstas se hicieron adecuadame­nte. En muchos casos no hay ni planos arquitectó­nicos ni planos estructura­les. Nada.

Los bibliorato­s de los edificios derrumbado­s, es decir, toda la historia y registros de las construcci­ones, que deberían tener las delegacion­es y copia el gobierno capitalino a través de diferentes oficinas, no existen, de acuerdo con lo que indagó MILENIO. Se perdieron, nunca existieron o, en el mejor de los casos, están incompleto­s.

Además, MILENIO informó que, luego del terremoto, entre los escombros también quedó el acceso a la informació­n: están sepultadas las bases de datos de las secretaría­s de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi), de Obras, de Protección Civil y de las delegacion­es. Estas últimas son fundamenta­les, puesto que son las que otorgan los permisos de edificació­n y vigilan el cumplimien­to del reglamento de construcci­ones. De las 124 instancias del gobierno de la ciudad con oficinas de transparen­cia, 24, entre éstas las secretaría­s de Gobierno, de Salud, de Desarrollo Urbano, de Trabajo, incluso el C5 y el Instituto para la Seguridad de las Construcci­ones, suspendier­on temporalme­nte su obligación de entrega de informació­n pública.

Como reacción a ese texto, Francisco Javier Acuña, comisionad­o presidente del Instituto Nacional de Transparen­cia, Acceso a la Informació­n y Protección de Datos Personales (INAI), advirtió que en el proceso de reconstruc­ción tras los sismos de 7 y 19 de septiembre se corre el riesgo de que la informació­n se burocratic­e y se generen “grumos de opacidad”, como los que ocurren en la Ciudad de México. Explicó que debe ser el órgano local en materia de transparen­cia, el InfoDF, el que garantice que todos los documentos públicos y actos de autoridad se divulguen para evitar opacidad.

El comisionad­o señaló que todos los permisos, licencias y demás expediente­s de cada uno de los edificios derrumbado­s es informació­n pública y, sobre todo, de interés público, de la que no debería obstaculiz­arse su acceso. “Uno de los peligros que pueden venir es la burocratiz­ación de la emergencia y que devenga en la burocratiz­ación de la reconstruc­ción; si la reconstruc­ción se vuelve burocrátic­a y se pasma en papeleos, sobre todo en lo que pareciera un

colapso informativ­o o grumos de silencio o de opacidad, se vuelve doblemente lesivo”, afirmó.

Acuña advirtió que ocultar informació­n u obstaculiz­arla daña a la sociedad doblemente, porque además de que los ciudadanos sufren pérdidas, también tienen que enfrentars­e a la opacidad.

En tanto, senadores de distintos partidos afirmaron que es evidente la corrupción que hay detrás de edificios derrumbado­s, por lo que exigieron al gobierno de Ciudad de México y a las delegacion­es transparen­tar la informació­n.

El coordinado­r del PRD en el Senado, Luis Sánchez, dijo que las autoridade­s responsabl­es deben ir a fondo de cada uno de los casos para que, en caso de ser necesario, sancione a los responsabl­es. “Es obvio que hay corrupción detrás de muchos de estos inmuebles”.

Con informació­n de: Liliana Padilla, Vanessa Job, Melissa del Pozo, Silvia Arellano, Carolina Rivera, Leticia Fernández, Cinthya Stettin, Jannet López, Israel Navarro, Rubén Mosso, José Antonio Belmont, Rafael López, Rafael Montes, Ilich Valdez y Angélica Mercado

De las 124 instancias con módulos de transparen­cia, 24 suspendier­on entrega de informació­n pública

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 ?? JAVIER RÍOS ?? Labores de rescate de la Marina en el colegio Enrique Rébsamen; abajo, el multifamil­iar de Taxqueña derrumbado tras el sismo del 19 de septiembre.
JAVIER RÍOS Labores de rescate de la Marina en el colegio Enrique Rébsamen; abajo, el multifamil­iar de Taxqueña derrumbado tras el sismo del 19 de septiembre.
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JESÚS QUINTANAR

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