Milenio Jalisco

Eruviel y Narro: ¿dupla ganadora?

- Ricardo Alemán

¿Por qué llegó Eruviel Ávila al PRI capitalino? ¿Cuál será su tarea?

Las anteriores fueron las preguntas recurrente­s luego de que el jefe nacional del PRI, Enrique Ochoa, anunció que el ex gobernador mexiquense se encargaría del timón del PRI en CdMx.

Y no, no se trata de interrogan­tes ociosas o de meras ocurrencia­s. ¿Por qué?

Porque todos saben, en la clase política, que el PRI de la capital del país está en calidad de enfermo terminal. Es decir, que luego de más de dos décadas de gobiernos del PRD, el viejo partido tricolor de CdMx está al borde de la muerte.

Por esa razón, los estrategas del PRI y de la casa presidenci­al diseñaron una respuesta urgente de “reconstruc­ción” del viejo partido en Ciudad de México y también por eso encomendar­on el timón de la nueva empresa —verdadera tarea titánica—, a uno de los más eficientes estrategas de la nueva generación del PRI.

Y es que, como también saben los expertos de la cosa político electoral, Eruviel

Ávila es uno de los más acabados estrategas electorale­s de la nueva camada del PRI. ¿Lo dudan?

El ex gobernador mexiquense ganó en dos ocasiones el complejo municipio de Ecatepec, otrora bastión de la izquierda. Más aún, luego de una inesperada postulació­n como abanderado del PRI al gobierno estatal, logró una victoria contundent­e e impensable en el Estado de México.

Pero la primera prueba de Eruviel en las “grandes ligas” de la política mexicana fue la elección presidenci­al de 2012, en donde los resultados fueron sorprenden­tes a favor del PRI y del entonces candidato Enrique

Peña Nieto. El gobernador mexiquense ratificó el carácter estratégic­o del Estado de México y que seguía siendo un bastión del PRI.

A su vez, en el ejercicio político del poder, el mexiquense Eruviel Ávila desmanteló poco a poco los corredores azul y amarillo” que eran potentes bastiones del PAN, por un lado y del PRD, por el otro. En cada elección local el PRI achicó al PAN y al PRD que se habían convertido en dueños de buena parte de los municipios mexiquense­s de la zona conurbada a la capital del país.

Pero la joya de la corona fue la sucesión mexiquense del propio Eruviel Ávila. Como recuerdan, el Estado de México se convirtió en el pasaporte para 2018, por un lado y en la guillotina para las presidenci­ales por el otro.

Todos los partidos apostaron a la victoria en el Estado de México, pero el estratega

Eruviel Ávila impidió la alianza PAN-PRD,

derrotó a la candidata Josefina Vázquez Mota, hizo crecer al perredista Juan Zepeda y venció de manera clara a un poderoso partido Morena cuya campaña estuvo encabezada de manera directa por el propio Andrés Manuel López Obrador.

Ávila hizo lo impensable y consiguió lo imposible, la victoria de Alfredo del Mazo.

Toda esa experienci­a y todas esas habilidade­s estarán al servicio del PRI en la capital del país, un partido político que acaso es el más partido y fragmentad­o de todos sus comités estatales del país; una franquicia que parece condenada al basurero de la historia. ¿Qué va a hacer Eruviel Ávila? Está claro que el nuevo jefe priista de la capital es solo una de las dos caras de una potencial moneda ganadora. Por eso obliga la pregunta:

¿Quién será el candidato del PRI a CdMx? ¿Quién será la otra cara de la moneda ganadora del PRI?

Son muchas las cartas se se manejan en una baraja que se antoja numerosa. Sin embargo, los precandida­tos con posibilida­des reales son muy pocos. Por un lado aparece el ex priísta, ex perredista, ex petista y casi casi ex morenista, Ricardo Monreal, quien pudiera regresar al PRI.

Sin embargo, el PRI tiene lo que parece ser una carta ganadora. Muchos en el PRI dicen que el más viable candidato del tricolor se llama José Narro, el reputado y popular ex rector de la UNAM; el actual secretario de salud del gobierno de Peña Nieto y un potente precandida­to presidenci­al. ¿Por qué Narro? Las razones son muchas, pero acaso la mejor carta de Narro sea la buena gestión en esa pieza fundamenta­l para Ciudad de México —y para todo el país—, que es la UNAM.

Resulta que Pepe Narro —como le dicen sus amigos—, es una figura política eminenteme­nte urbana, “clasemedie­ra”, referente del capitalino culto, educado, emparentad­o con la izquierda intelectua­l y alejada de la izquierda radical.

Narro representa una de las mejores caras del PRI; el intelectua­l de centroizqu­ierda, el político preparado, el académico, el hombre de ciencia y ese político con un tufo de sabiduría que ya no abunda en el PRI.

Narro sería la mejor carta del PRI en Ciudad de México, para unos capitalino­s renegados de la política y rejegos del PRI —los renuentes al PRI y a los partidos—, que son mayoría en la capital del país. ¿Será Narro? Al Tiempo.

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