Republicanos alistan lid contra Trump por el TLC
Estudian cómo bloquear el eventual retiro de EU del acuerdo comercial
El propio partido del presidente de EU advierte que una mala negociación dañaría la nueva reforma fiscal
Los republicanos en el Congreso analizan las maneras que tienen para bloquear una acción de Donald Trump para retirar a Estados Unidos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC); los miembros del partido del presidente también le advierten que una medida como esa podría poner en riesgo los recortes de impuestos.
Los preparativos se producen en medio de las preocupaciones en el Capitolio y entre las empresas de EU sobre los cambios en el tratado comercial de 23 años de antigüedad con Canadá y México que la administración busca. Se teme que las propuestas sean “venenosas” y que quieran el colapso de las negociaciones cada vez más ásperas.
También ilustran cómo el gobierno de Trump se aísla cada vez más en Washington sobre el tema de comercio y cómo los republicanos a favor se preparan para otra lucha con el presidente para proteger el TLC, al que consideran crucial para la economía estadunidense.
Gran parte de la resistencia pública de los republicanos en el Congreso hasta el momento se expresa en el lenguaje educado de los políticos de Washington. “Estoy comprometido para trabajar con el presidente hacia un acuerdo sólido, aplicable y moderno, que sea bueno para Estados Unidos”, dijo a FT el senador Orrin Hatch, presidente del Comité de Finanzas del Senado, que se ocupa de las cuestiones de comercio e impuestos. “Sin embargo, me preocupa que las propuestas recientes de EU tengan el efecto opuesto y el Congreso no las apruebe. Tenemos una oportunidad real para mejorar el TLC, pero para lograr eso la administración debe trabajar con el Congreso”.
No obstante, a puertas ce- rradas, desde hace semanas los republicanos advierten a la administración de una manera más contundente que cualquier movimiento imprudente sobre el TLC pondría en riesgo las reformas fiscales si hace enojar a importantes senadores republicanos a favor del comercio de los estados fronterizos como Arizona y Texas y los agrícolas como Iowa y Kansas.
Estas advertencias, según lo que creen personas en el Capitolio, ayudaron a evitar otras medidas comerciales radicales, entre ellas los frustrados planes de la administración de imponer aranceles a las importaciones de aluminio y acero a EU en nombre de la seguridad nacional del país.
Robert Lighthizer, representante de Comercio de Trump, dijo a los periodistas esta semana que esperaba un apoyo significativo de republicanos y demócratas para un TLC renegociado y que asume los intereses comerciales con la esperanza de obtener apoyo del movimiento laboral.
El objetivo, dijo, es establecer una unión a favor del comercio más amplia en un Congreso donde cualquier legislación comercial por décadas solamente se aprobó por los márgenes más pequeños. “De hacerlo, será un juego de pelota totalmente nuevo”, dijo.
Pero muchos ven ese objetivo con escepticismo. Además, tanto los republicanos como los demócratas en el Congreso y la comunidad empresarial están cada vez más frustrados con Lighthizer por su conducción en las negociaciones del TLC y las propuestas radicales que presentó, como la cláusula de extinción cada cinco años y las nuevas normas de contenido de EU para los automóviles a las que se opuso la industria automotriz. “Está encerrado en su castillo. Parece que no está dispuesto a reunirse con las personas”, dijo un cabildero. “Todos se dispusieron a darle el beneficio de la duda hace meses. Pero eso se agotó”.
Como resultado, los miembros de ambos partidos en el Congreso comenzaron a investigar los estatutos y la historia jurídica para determinar el poder que tiene la legislatura para bloquear una medida de Trump para retirarse del TLC en caso de que eso suceda. Esa salida, argumentan, no tendría precedentes en la historia de EU y pondría a prueba la sagrada división constitucional de poderes del país.
La Constitución de EU asigna al Congreso el poder de regular todo el comercio con las naciones extranjeras. El último presidente que se retiró de un acuerdo comercial fue Andrew Johnson, quien en 1866 con el respaldo del Congreso retiró a EU del Tratado de Reciprocidad entre Canadá y EU, que durante 12 años liberalizó el comercio entre las colonias estadunidenses y británicas al norte.
Como mínimo, las personas que han examinado la cuestión dicen que no está claro si Trump tiene la autoridad legal para retirar a EU de cualquier acuerdo comercial que fuera ratificado por el Congreso, incluso si bajo las reglas del TLC pudiera notificar a Canadá y México la intención de retirarse.
Entre las opciones que se contemplan está la negativa de derogar la legislación de la década de 1990 que implementa las disposiciones del pacto, lo que aumenta la posibilidad de que cualquier retiro del TLC por parte de Trump sea en gran medida simbólico.
Algunas personas también apuntan como modelo potencial a la votación de 98 a 2 en el Senado de EU a principios de este año que obligó a Trump a abandonar los planes para suavizar las sanciones a Rusia. En las últimas décadas, el Congreso delegó el poder de negociar acuerdos comerciales a los presidentes a través de un proceso que se conoce como Autoridad de Promoción del Comercio. Pero esa legislación no cubre la cuestión de quién puede rescindir los acuerdos comerciales.
el Congreso no apoyan propuestas como checar cada 5 años el pacto