La PGR pone el último clavo en su ataúd
La remoción de Santiago Nieto al frente de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales por haber trasgredido “lo dispuesto en el Código de Conducta de la Procuraduría General de la República”, es la más reciente prueba de lo necesario que es acabar con la PGR y comenzar a construir la nueva Fiscalía General de la República.
Por si quedara duda de que desde hace décadas la PGR no es una institución de procuración de justicia, sino una de aplicación discrecional y política de la ley, ahora un encargado de despacho remueve al fiscal de lo electoral recién iniciado el proceso rumbo a 2018 sin explicar las razones.
El código de conducta de la PGR tiene 42 “bases” que van desde denunciar cualquier acto de corrupción al interior de la institución hasta mantener limpio el lugar de trabajo, o ser puntual y cumplir con los horarios. ¿Cuál incumplió el ex fiscal Nieto? ¿De qué tamaño fue la falta para que el encargado de despacho removiera a un funcionario ratificado por el Senado por abrumadora mayoría? ¿Tenía sucio su escritorio (Base 14)? ¿No denunció un acto de corrupción? ¿Llegó tarde a una junta (Base 13)? ¿No observó los códigos de protección civil (Base 15)?
Si la falta, que aún desconocemos en detalle, era tan grave como para removerlo, ¿no implicaría también un proceso administrativo contra el ex fiscal? ¿En serio lo corrió por una declaración a Reforma? ¿Cuántas veces se ha utilizado el código de conducta con esa severidad?
La PGR ha decidido actuar como siempre, sin explicaciones ni rendición de cuentas. Lo hace además en medio de una crisis de credibilidad y días después de la intempestiva y sorprendente renuncia de su titular. Unos días después de que en su misma renuncia anunciara que la PGR había concluido la investigación sobre Odebrecht. ¿Qué hace el encargado de despacho? No anuncia la consignación del expediente frente a un juez, sino que corre al fiscal que estaba investigando la posible relación del esquema de corrupción de Odebrecht con campañas electorales.
El horno no estaba para bollos y el encargado de despacho acaba de echarle gasolina.