Milenio Jalisco

Temaca sí se salva… con una presa a 87 metros

Es posible salvar Temacapulí­n, hacer una presa de 600 millones de m3 y abastecer con 10 m3 de agua por segundo a la ciudad, según un experto

- Agustín del Castillo/Guadalajar­a

El destino de Temacapulí­n estaba aparenteme­nte definido desde que el gobierno de Jalisco emitió, el 11 de abril de 2014, el comunicado en que avalaba un dictamen de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) que advertía que siete años atrás, el propio organismo federal les había mentido: una cortina a 80 metros de altura en el río Verde no salvaba de las aguas al viejo poblado, los diques propuestos de hasta 20 metros de altura no garantizab­an que no hubiera inundación, y por el contrario, amenazaban la vida y los bienes de Temaca.

La postura fue repetida tres años después, tras ofrecer un compás de espera que alimentó precarias esperanzas en el puñado de pobladores aferrados a su viejo asentamien­to, con base en un a la postre discutido trabajo de la Oficina de Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (Unops), contratado por el gobierno estatal, y que reiteró la vieja postura apenas el 29 de junio pasado: es inviable salvar Temaca con 80 m de cortina, y lo sensato es que se eleve a 105 m y los habitantes se vayan.

No obstante, Porfirio Ruvalcaba, uno de los ingenieros hidráulico­s más experiment­ados de Jalisco, pretende quitar la razón al gobernador Aristótele­s Sandoval y a todo el aparato de técnicos que dirige desde su oficina su principal asesor, Enrique Dau Flores: Temaca no sólo se salva con cortina a 80 metros. Se salva con una cortina a 87 metros y tres metros más de margen.

“Temacapulí­n no debe quedar inundado, y esto se logra eliminando el cauce del río Verde, hacia el norte, haciendo un bordo, una especie de dique, y una cortadura en la falda de un cerro, a una longitud de 940 metros, para el desvío del cauce del río; con esta solución se le quita una curva al río como de 2,500 metros, y Temaca se queda con una zona interior más amplia, el viejo cauce se transforma en un estanque para criadero de peces, y desde luego alejamos considerab­lemente la presa, a más de un kilómetro y medio, haciendo los bordos bien cimentados y amplios, de unos 100 metros desde la base y una altura como de 25 metros, que es más seguro que cualquiera de los diques que dijeron (ver gráfico)”, explica el consultor, en entrevista con MILENIO JALISCO.

El diseño de ingeniería que ha elaborado el consultor, incluye el desvío de la carretera que va de Cañadas de Obregón a Mexticacán, y ese

rediseño incluye que el primero de los bordos sea utilizado para el paso de la ruta pavimentad­a, además de un puente sobre el río, en la zona del corte, con una longitud de unos 30 metros.

De este modo, se alcanza un proyecto de corona de presa de 90 metros, y el vertedor de la presa, que es el que define su altura, puede ser de 86 o de 87 metros, y dejar un bordo libre de tres a cuatro metros”, añade.

Además de salvar Temacapulí­n, ¿cuál es la ganancia neta de este rediseño del vaso artificial? Porfirio Ruvalcaba recuerda que con un vertedero de 80 metros, la capacidad del vaso es de 436 millones 450 mil metros cúbicos; y si se eleva seis metros, la capacidad da 596 millones 190 mil m3, “o sea, un aumento de 160 millones 140 mil m3”. Si se optara por el vertedor en 87 metros, son 620 millones de m3, casi un tercio más de capacidad, y sin afectar al poblado.

ZAPOTILLO-EL SALTO

El ingeniero aventura un uso de esa gran presa a favor de Los Altos y de la ciudad de Guadalajar­a… pero su propuesta significa abandonar la construcci­ón de la presa derivadora de El Purgatorio, que implica un bombeo de más de 5 m3 por segundo desde 600 metros abajo de la ciudad.

Porfirio Ruvalcaba recupera parte del proyecto viejo del sistema de presas de Los Altos, pero con El Zapotillo como almacenami­ento principal: de esta presa, un bombeo de 250 metros y una conducción de 18 kilómetros lo lleva a la presa El Salto, y de ahí, alrededor de 50 kilómetros más, por gravedad, hasta la presa Calderón (Elías González Chávez), y con la posibilida­d de generar electricid­ad.

La presa Elías González Chávez recupera así su papel de derivadora y reguladora de caudales: su capacidad de conducción se incrementa por arriba de 10 metros cúbicos por segundo, y se resuelve en definitiva el abasto de Guadalajar­a… sin necesidad de regresar a la presa de Arcediano, como es el propósito de los técnicos que asesxoran al gobernador de Jalisco. Es como el proyecto que en los años 90 impulsó el gobierno de Alberto Cárdenas conocido como “el crédito japonés”, pero potenciado por una presa de amplios caudales como es El Zapotillo reformado.

Una ventaja no menor de esta propuesta es que su gasto en energía de bombeo es apenas de 42 por ciento en relación con el que tendrá El Purgatorio, pero aún menor, si se considera que generará el sistema algo de electricid­ad: rondará 35 por ciento. “Y si consideram­os que es para siempre, no es menor el ahorro, son costos de operación mucho más bajos aunque la inversión inicial sea fuerte”.

¿Por qué no regresar a Arcediano? El consultor destaca la imposibili­dad de garantizar una calidad del agua adecuada en ese vaso, incluso con las plantas de tratamient­o del oriente de la ciudad en operación al tope. Esto, porque ha sido evidente el fracaso en controlar y posteriorm­ente eliminar el agua de las industrias del sur de la metrópolis, y a eso habría que sumar el problema de los residuos provenient­es del campo y de las agroindust­rias del corredor que nace en Ocotlán y la carga que arrastra el principal tributario del río Santiago, que es el río Zula, sostiene el experto.

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FERNANDO CARRANZA
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La construcci­ón de la cortina de la presa El Zapotillo está detenida; actualment­e alcanza 80 metros de altura
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NACHO REYES
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