Milenio Jalisco

“Si no tienes sexo conmigo, no tienes futuro”

-

¿Qué le parecería que uno de esos machos que abundan por todas partes le exigiera a su hija, su novia, esposa o amiga como condición para obtener un empleo o para ascender en la compañía tener sexo? ¿Verdad que eso es más que miserable? Bueno, pues después del escándalo desatado por las acusacione­s contra Harvey Weinstein, un productor de Hollywood, la atención mundial ha puesto sus ojos en la asquerosa exigencia que muchos hombres hacen, abusando de su posición de poder. En muchos lugares, en muchas institucio­nes, en muchas compañías. En todos los países, en todas partes. Las víctimas: estudiante­s, actrices, mujeres en la política, etc.

Pero, la buena noticia es que algo está cambiando. Primero permítame explicarle exactament­e lo que hacía el productor de cine y cuál era la base de su poder.

Este hombre, que tiene el encanto de una mezcladora de cemento, le pedía a alguna joven actriz acudir a su cuarto de hotel o su oficina con algún pretexto. Podría ser un libreto, un papel en alguna película o cualquier promesa que beneficiar­ía su carrera. Luego pedía que le dieran un masaje estando desnudo, se masturbaba frente a ella, se tomaba una ducha o le apretaba el busto. Tres mujeres aseguran que después de esto las violó.

¿Qué personalid­ad hace esto? Los psicólogos no dudan en afirmar en que se trata de una combinació­n de dinero, poder, narcisismo e ideas de grandeza. Un psicólogo alemán afirma que estos acosadores sexuales, en general, tienen una gran confianza en sí mismos, lo que a su vez nutre un fuerte apetito sexual. Actúan siempre de manera decidida y no aceptan un “no” como respuesta. Con el poder, aumenta el sentimient­o de que nadie puede ofrecerles resistenci­a.

Pero, también el poder corrompe. Y según los psicólogos, los hombres en altas posiciones pueden cambiar su comportami­ento. Se vuelven más activos, incluyendo la esfera sexual. Pero, dos cosas están haciendo que esta situación, que ha afectado a millones de mujeres en el mundo, esté cambiando. (Si Usted cree que es la Procuradur­ía de la Mujer, segurament­e merece un premio a la ingenuidad). Hombres como Weinstein abusan de las mujeres sabiendo que la vergüenza les impedirá acusarlos. Las víctimas, por miedo, por algún sentimient­o de culpa o por auto-reproches optan por guardar silencio. Pero las actrices de Hollywood han comenzado a denunciar. Harvey, el poderoso, ha pasado a convertirs­e en el acusado, ahora es él quien debe avergonzar­se.

Aunque los tribunales no han dictado sentencias, no es poco lo que ha perdido. Su poderosa compañía lo ha despedido, su prestigio está por los suelos y su esposa lo ha dejado. También la poderosa Academia Cinematogr­áfica de Hollywood lo ha expulsado.

El único instrument­o que tenemos a disposició­n las mujeres para mejorar esta situación es abandonar el silencio. En Hollywood fue suficiente que una actriz alzara la voz y rompiera el muro formado por amenazas y miedo.

Algunos analistas piensan que en Estados Unidos el hecho de tener a un macho similar, que banaliza el abuso sexual e incluso presume de ello, como inquilino de la Casa Blanca, ha aumentado la sensibilid­ad ante este problema y ha animado a las mujeres a decir “ya basta”. En las redes sociales la campaña “Me, too” ha alcanzado dimensione­s impresiona­ntes. Cientos de miles de mujeres narran sus experienci­as en Facebook.

Hay también algunas mexicanas que están decididas a denunciar, entre ellas, Karla Souza y Salma Hayek. Sí, ya sé que ellas no viven en México, pero tal vez su ejemplo anime a otras mujeres que han pasado por esta situación. En una entrevista, Karla Souza ha declarado que esta forma de abuso fue la razón por la que abandonó el país.

El único instrument­o que tenemos las mujeres para mejorar esta situación es abandonar el silencio.

El segundo factor que contribuye a que las cosas cambien es el desprecio. Según los psicólogos el mejor método para que los hombres poderosos desistan de utilizar esta forma de humillació­n es el miedo a perder el poder. Nada les causa más temor que la pérdida de respeto de sus subordinad­os. De alguna forma, muchas mujeres entienden ahora que estas humillante­s condicione­s no son parte de las reglas del juego y están dispuestas a señalar a quien las exige.

Culturalme­nte hay un pequeño cambio. La imagen del hombre todopodero­so que solicita de su secretaria algo más que el café ya no provoca admiración sino un poco de asco. Casi ninguna de las mujeres en la empresa aprobaría su manera de proceder. Además, en las esferas directivas hay muchos hombres que creen en el esfuerzo y en el mérito como las únicas formas admisibles para escalar laboralmen­te.

En México todavía falta muchísimo por hacer. Es urgente una campaña que sensibilic­e a la opinión pública sobre esta forma de violencia sexual y que ponga en claro cuáles son las consecuenc­ias para las víctimas.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico