La convivencia de perro y gato en casa es posible
Si ya son adultos las mascotas, se debe acudir con un experto para hacer un plan
La relación de los gatos Silvestre y Tom con los perros nunca fue buena. Siempre había persecuciones, mordidas y miedo principalmente de los felinos a los que no les iba nada bien ante dichas situaciones. Las historias recurrentes en animación televisiva es parte de la idea que se tiene respecto a una interacción casi imposible entre felinos y canes.
La reacción de una persona cuando su mascota se encuentra con una especie distinta a la suya ya sea un perro o un gato es separarlos y evitar que tengan un enfrentamiento. La explicación respecto a dicha situación es que no existen procesos de socialización entre estos animales.
Carlos Alberto Mendoza Blanco, experto en comportamiento canino y director general de Clicker & Dogs explica que los conflictos de convivencia entre dos especies distintas es natural. Añadió a que dicha situación se suma las ideas mediáticas que se han vendido a partir de las “historietas, comics, series de televisión y caricaturas”.
“No entendemos algo muy importante que sucede entre el perro y el gato que es la parte de la socialización temprana y es que no estamos acostumbrados, quizá por esta visión mediática que tenemos de que no se pueden llevar bien, hacer que convivan, que se habitúen el uno al otro en edades más tempranas. Como no los habituamos a los perros y gatos a convivir con la otra especie, ya cuando son adultos si tenemos este problema de falta de habilidades sociales frente al otro”, explicó.
Para lograr una convivencia entre estas dos especies se pueden seguir dos caminos. El primero es que se comience dicha relación cuando el gato y el perro estén en edad temprana. Se recomienda que los animales tengan dos meses de edad con el objetivo de que durante las primeras semanas pasen tiempo con su mamá y cachorro para que “aprendan el lenguaje de su especie”.
“Tenemos una ventana de dos meses máximo para hacer que convivan no sólo con gatos, puede ser con otras especies: caballos, reptiles, aves. Porque también se da el caso en el que un gato pueda convivir con un ave, sin problema, pero en el caso específico de gatos y perros darles oportunidad de que convivan desde chiquitos”, agregó el experto en comportamiento animal.
Si la integración de ejemplares de dos especies se quiere hacer cuando estos sean jóvenes o adul- tos se deben seguir los siguientes puntos: Se recomienda que primero se visite a un médico veterinario especializado en etología o un educador canino experto en comportamiento para que se haga una medición del temperamento del animal. En caso de observar posibilidad de convivencia se puede iniciar el acercamiento con medidas de seguridad y un proceso conocido como modificación conductual.
Mendoza Blanco agregó que “es importante decir que no en todos los casos se puede lograr que puedan convivir. Sería irresponsable de un profesional del comportamiento animal asegurar que se pueda lograr una convivencia entre dos especies cuando no están acostumbrados y decirles si se puede trabajar o decirles que definitivamente será imposible lograr el acoplamiento”.
Hay casos en los que las familias deciden juntar a un felino y un can sin llevar un proceso seguido por un experto y lograr una convivencia sana entre las especies. El riesgo de dicha decisión está en que el perro “percibe al gato como una amenaza o una presa y lo lastima o, incluso, puede llegar a la muerte. Y en el caso de los gatos se ha visto que hay agresiones muy fuertes de los gatos hacia los perros. Más cuando son talla chiquita, hemos visto incluso llegar a lastimar severamente los ojos de los perros”.
En el proceso de convivencia debe cuidarse el método en el que no se debe incluir castigos con collares metálicos ni chanclazos, y sí a través de “refuerzo positivo” y premios.