Justicia por fragmentos
Nadie en este país duda de las bondades teóricas del sistema de justicia y al mismo tiempo duda de la eficiencia de sus resultados. Se dieron a conocer los resultados de la consulta nacional sobre el Modelo de Procuración de Justicia y no resultan positivos. Uno de ellos muestra el centro de la deficiencia de tal Modelo. Serio López A. director del CIDE y uno de los coordinadores de la consulta lo expreso así: “Aunque todos reconocen que existe una estrecha relación entre la prevención, la investigación y la persecución de los delitos, lo cierto es que no hay un espacio institucional que pueda definir los roles, competencias, marcos de actuación y objetivos de las diferentes instituciones y órdenes de gobierno”.
En la realidad la justicia institucional está fragmentada. Cada una de las instituciones con funciones dirigidas a hacer justicia, parece operar por su cuenta e interpretando si le corresponde o no, y cuándo le corresponde actuar en un sentido o en otro. Un ejemplo hipotético puede ser el siguiente: A usted le roban en su casa, llama al número mágico 911. Acude la policía municipal. Constatan el hecho le piden datos y le indican: Vaya a la PGJ a levantar la denuncia. Usted va. Alguien le pide los datos: Qué le robaron, los daños causados, el monto estimado de lo robado, cómo supone que sucedió y más detalles. La persona que lo atiende, amable, dice: Muy bien ya está. Regrese mañana a ratificar la denuncia. Usted regresa y ratifica, y pregunta ¿qué sigue? Y le dicen: “Se pasará a la policía investigadora para que la atiendan. Llamé o regrese en tantos días.” Usted se retira con la confianza del caso. Es posible que le llamen o acudan algunos policías investigadores a revisar el lugar y tomar más datos. Al fin le dicen con honestidad: “Tenemos muchos casos que atender. Si hay alguna novedad, nos comunicamos.” Lo siguiente se parece a un hoyo negro sideral. Fin del ejemplo hipotético.
El ejemplo se vuelve tétrico si hablamos de secuestro, desaparición, asalto en la carretera o algo más grave y han de intervenir otras policías o procuradurías. Estos deficientes resultados han orillado a las personas a protegerse por sí mismas. Alambrados, cámaras, sirenas, grupos de vigilancia vecinal, seguridad privada, no salir en la noche, y más precauciones propias de una vida bajo amenazas. Y no será fácil mejorar.