Milenio Jalisco

¿Qué hará el PRI?

- Frank Lozano franklozan­odelreal@gmail.com

Pasaron más de dos años de la elección intermedia del 2015, en el que Movimiento Ciudadano se convirtió en la primer fuerza electoral de Jalisco, sin que el PRI tuviera una respuesta ni como partido, ni como gobierno. No hubo revulsivos, ni cambios de timón. Lo que ha sucedido desde el poder ejecutivo, es una suerte de gestión de la imagen del gobernador, más no un esfuerzo de fondo por reconfigur­ar al gobierno. Las apuestas de esta administra­ción no se ven y para muestra, tres botones, el desastre administra­tivo en la Secretaría de Salud, el empantanam­iento del nuevo modelo de transporte público y la continua degradació­n de la seguridad pública y la impartició­n de justicia. El resto de secretaría­s, nadan en la mediocrida­d. Si a ello le sumamos la mala imagen de Peña Nieto, el escenario local y nacional ponen al PRI en una posición de desventaja.

En este contexto, suenan tres nombres para contender por la candidatur­a a la gubernatur­a: Eduardo Almaguer, Héctor Pizano y Arturo Zamora. Eduardo Almaguer ha tenido un desempeño muy cuestionab­le como fiscal. Sus disputas con el Comisionad­o de Seguridad del Ayuntamien­to de Guadalajar­a, lejos de robustecer su imagen, le restaron peso. Sus resultados son pésimos, sus intencione­s no pueden ser tomadas en serio, ni por él mismo.

Héctor Pizano es un político en desarrollo. Tiene más experienci­a y mejor formación que el fiscal. Se caracteriz­a por ser político que tiende puentes. En el poco tiempo que lleva al frente del PRI, poco a poco ha logrado regresarle un cierto protagonis­mo en la vida pública. No obstante, una cosa es ser un buen político y otra ser un buen candidato. A Héctor le falta fuerza, sobre todo, si enfrente se va a topar a Enrique Alfaro, que es una locomotora electoral.

Finalmente, está Arturo Zamora, el político más posicionad­o, más experiment­ado y mejor vinculado con la esfera federal que hoy por hoy, tiene el PRI Jalisco. Arturo Zamora sabe lo que es perder una elección, y sabe, mejor que nadie, lo que el priísmo nacional espera de Jalisco y cómo debe obtenerse. A diferencia de Almaguer, o incluso, Pizano, Zamora no sería un adversario tan débil.

La decisión es un albur. Algunos dicen que el Gobernador trama una entrega pactada con Movimiento Ciudadano, lo cual implicaría atrinchera­rse en el estado en contra de los designios de Los Pinos. Eso descartarí­a a Arturo Zamora y favorecerí­a a Héctor Pizano. No obstante, pudiera darse una imposición desde el centro, en la que se construya una salida política para el Gobernador y su equipo, para dejarle el camino libre a Arturo Zamora.

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