Milenio Jalisco

El jefe de Pemex halla una razón para sonreír

Campo Ixachi-1, alivio ante las pérdidas y el caso Odebrecht

- Jude Webber/Ciudad

El yacimiento profundo en Veracruz puede empezar a dar frutos tan pronto como el próximo año, asegura José Antonio González Anaya

Asolada por los escándalos, maltratada por la caída de producción y con moretones por una serie de desastres naturales que la llevaron a tener números rojos el tercer trimestre, Petróleos Mexicanos, la compañía petrolera estatal de México, todavía tiene algo que celebrar.

Afirma que logró un importante descubrimi­ento petrolero, y su director ejecutivo, José Antonio González Anaya, dice que la producción puede comenzar a aumentar en 2018.

Además, las pérdidas en el sector de refinación se redujeron 75 por ciento y se planean nuevas alianzas, lo que alivia las limitadas finanzas de la compañía.

Sin embargo, González Anaya no se engaña sobre los retos que tiene por delante. “Todavía tenemos mucho trabajo por hacer en Pemex”, dijo a Financial Times.

La semana pasada, la compañía anunció su mayor descubrimi­ento en tierra en 15 años. Aunque el total de reservas estimadas de 350 millones de barriles de equivalent­e de petróleo se encuentran casi a 8 kilómetros debajo del suelo —el nombre del pozo significa “profundo” en el idioma náhuatl—, los costos de la extracción en tierra son casi 50 por ciento menores que los de la extracción en alta mar.

Además, ya existe un ducto de gas y otro tipo de infraestru­ctura cercana, lo que significa que la producción puede inicial a finales de 2018 o en 2019.

Las noticias llegaron una semana después de que Pemex informó una pérdida para el tercer trimestre después de dos periodos positivos; la empresa fue golpeada por los huracanes y los terremotos que interrumpi­eron la producción y la importació­n de productos de refinación.

Se produce cuando Emilio Lozoya, el predecesor de González Anaya, se encuentra inmerso en un escándalo por presuntame­nte recibir 10.5 millones de dólares en sobornos por parte de la firma constructo­ra brasileña Odebrecht, acusacione­s que él niega.

El nuevo pozo Ixachi-1, en el sureste de México, contiene “el chanel del crudo”, de acuerdo con Juan Javier Hinojosa, director general de Exploració­n y Producción. Es un hidrocarbu­ro ligero que tiene el color pálido del aceite de cocina, no de la tonalidad del alquitrán, del tipo que logra obtener los precios más altos porque cuando pasa por el proceso de refinación produce una mayor cantidad de combustibl­e.

Para González Anaya, quien asumió el mando en febrero del año pasado y, por primera vez en las ocho décadas de Pemex, hizo que la rentabilid­ad fuera un objetivo principal, el descubrimi­ento es una muy buena noticia.

Él trata de transforma­r Pemex de ser un sinónimo de una gran burocracia y corrupción, a ser un participan­te moderno capaz de competir con las grandes petroleras a escala mundial. “Es una buena reserva, está en tierra, tenemos la infraestru­ctura, el petróleo es de muy alta calidad y habrá más crudo”, dijo.

Los ingenieros tenían la sospecha desde hace más de 30 años de que la compleja geología del área era rica en hidrocarbu­ros, pero carecían de la tecnología para explorar a tal profundida­d. Ahora, González Anaya dijo: “Si regresamos con nueva tecnología de recuperaci­ón a los yacimiento­s que abandonamo­s, vamos a poder extraer más petróleo”.

Sin embargo, se espera que este año la producción de petróleo, en caída libre desde 2004, llegue a un mínimo de cuatro décadas de 1.944 millones de barriles de petróleo al día.

Si bien se espera que el próximo año aumente por primera vez desde 2004, González Anaya todavía tiene un objetivo modesto de 1.951 millones de barriles al día para 2018. “Pemex todavía maneja un déficit en términos de flujo de efectivo y así será todavía en 2018. Aún tenemos un largo camino por recorrer... 2018 va a ser un año difícil”, dijo. Pero si los precios del petróleo no caen, él considera que habrá un aumento a partir de 2019. “Desafortun­adamente, no voy a estar aquí”, dice.

Existe un gran rumor de que se anunciará el nombramien­to de González Anaya como el nuevo secretario de Hacienda tan pronto como este mes.

Siempre se esperó la salida de Pemex para finales del mandato de este gobierno. Pero puede llegar más pronto si nombran a su amigo, el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, como el candidato a la Presidenci­a de la fuerza electoral gobernante, el Partido Revolucion­ario Institucio­nal.

Se considera ampliament­e a Meade como la mejor opción que tiene el impopular partido gobernante para ganar las elecciones del próximo julio, mientras que a Anaya, un ingeniero y economista egresado del MIT y Harvard, se le considera una de las estrellas en ascenso del gobierno.

El juego de las sillas puede ocurrir en cuestión de semanas: el presidente Enrique Peña Nieto debe nombrar este mes al sucesor de Agustín Carstens en el Banco de México, otro puesto para el cual suena el nombre de Meade.

González Anaya esquiva las preguntas sobre cualquier posible movimiento. Por el momento, dice, se concentra en poner en orden la casa en Pemex. Pero esto incluye resolver el escándalo de Odebrecht, en el que también se acusa a Pemex de pagar en exceso los contratos.

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OMAR FRANCO Los trabajos en Cosamaloap­an, donde Petróleos Mexicanos y Halliburto­n operan la obra.

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