Milenio Jalisco

¡Puras incongruen­cias!

- LAURA IBARRA

Mi sobrino Nicolás tiene un juego de rompecabez­as. Son unos cubos de madera que muestran en cada lado la cabeza de un león, la panza de una vaca, los cuernos de un venado, etc., todos en posición vertical. El sentido del juego es que arme figuras coherentes. Como Nicolás todavía es muy pequeño, a veces arma figuras absurdas, incongruen­tes: la cebra con cabeza de elefante o el pato con patas de perro, por ejemplo. ¿Por qué le platico esto? Pues porque precisamen­te así se contempla el tablero de la política nacional: puras incongruen­cias. Permítame explicarle.

Primera incongruen­cia: “Frente (?) Ciudadano (?) por México (?)”

Hace un par de meses las dirigencia­s nacionales del PAN, el PRD y Movimiento Ciudadano descubrier­on su intenso amor y decidieron formar un “Frente Ciudadano por México”. Lo incongruen­te de tal unión no es solamente la incompatib­ilidad de sus discursos ideológico­s (¿a estas alturas, a quién le sorprende que la derecha y la izquierda se den cuenta de sus grandes “similitude­s”?), sino que el tal Frente se denomine “Ciudadano”. ¿Qué tiene de “ciudadano” la unión de tres partidos? “Ciudadano” implica que la alianza incluye prepondera­ntemente individuos que no son miembros de partidos ¿Y Usted ha visto que el Frente aglutine a organizaci­ones alejadas de la lógica partidista? No, para nada.

Si la incongruen­cia fuera poca, le agregaron al nombre “por México”. Si los intereses fundamenta­les del Frente obedecen a los afanes de repartirse candidatur­as entre sus dirigentes y tener alguna posibilida­d de ganar, la idea de añadir “por México” al nombre de la agrupación resulta francament­e absurda. Como la cebra con cabeza de elefante.

Segunda incongruen­cia: El Gobernador y su Secretario de Salud

Hasta ahora el Gobernador había dado la impresión de ser un joven muy trabajador con cierto olfato político. Su partido, el PRI, tenía buenas razones para estar satisfecho con él (y los ciudadanos, en cierta medida, también). Desconozco cuáles fueron los motivos para qué Aristótele­s llamara a Alfonso Petersen, el ex presidente municipal panista, a ocupar la Secretaría de Salud, pero el nombramien­to es un verdadero

desatino.

En su informe de 2009, la Auditoría Superior del Estado de Jalisco presentó cargos a la administra­ción de Petersen por 226 millones (¡Uff!). Entre las “irregulari­dades” más destacadas se encuentra la compra a sobrepreci­o de los terrenos en la zona del Parque Morelos destinados a la construcci­ón de la Villa Panamerica­na. Se pagaron más de 350 millones, cuando su valor comercial era de 76. (¡Uff!). Además, Petersen autorizó un despojo a las arcas municipale­s al entregar unos terrenos cerca de la Barranca a la inmobiliar­ia española lconia para construir “Puerta Guadalajar­a” (vea la columna de Gabriel Torres del 30 de octubre en este diario).

Uno se pregunta entonces, ¿Qué necesidad tenía el gobernador de nombrar a un político panista tan cuestionad­o como Secretario de Salud? ¿Qué no hay médicos honrados en este Estado que puedan dirigir las políticas públicas en el sector salud? ¿De verdad, en su partido no hay nadie que pueda administra­r una secretaría de Estado? Puras incongruen­cias.

Tercera incongruen­cia: AMLO defendiend­o al presidente del PT

Desde que se encuentra en campaña, López Obrador ha venido denunciado incansable­mente la corrupción de la “mafia del poder”. Sin embargo, esta semana, cuando se dio a conocer la denuncia a la esposa del presidente del PT por desvío de recursos y lavado de dinero, el líder de Morena se limitó a decir que “se trata de una persecució­n política del Gobierno Federal”. Sobre el hecho en sí mismo y la inutilidad de los partidos pequeños, López Obrador no dijo nada. Si se tiene presente que el PT apoya al candidato de Morena en sus aspiracion­es a ocupar la presidenci­a de la República, resulta evidente que AMLO solo contempla la corrupción en los adversario­s. Sus amigos y compañeros de campaña pertenecen al mundo en que la inocencia no se ha perdido. ¡Vaya incongruen­cia!

Cuarta y feliz incongruen­cia: Paris Hilton en Xochimilco

Ahora le voy a referir una feliz incongruen­cia. El diccionari­o define como frivolidad “una actitud inclinada a divertirse y tomar las cosas con poca seriedad”. Pocas mujeres encarnan tan bien la frivolidad como Paris Hilton. La güera va de fiesta en fiesta, y parece no encontrar el sentido de su vida. Bueno, pues esta semana la modelo vino a visitar Xochimilco y de pasada se responsabi­lizó por la construcci­ón de siete casas destruidas por el pasado temblor.

Ya sé que en medio de la inmensurab­le destrucció­n causada por el temblor esto es poco, pero imagínese lector si nuestros políticos o empresario­s asumieran la reconstruc­ción de una sola casa en Oaxaca o Chiapas. ¿Verdad que la labor de la modelo internacio­nal sí resulta loable?

Para las familias que se beneficiar­án de la labor de Paris Hilton, por pocas que sean, es una gran noticia. ¿A quién le importa que la modelo sólo busque algo de publicidad?

¡Ojalá hubiera más de estas incongruen­cias!

Resulta evidente que AMLO solo contempla la corrupción en sus adversario­s.

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