¿Dónde está la democracia?
Democracia es la cuestión. Afectos y desafectos cruzan la república en búsqueda de adhesión a alguno de los aspirantes a candidatos independientes. Un ejercicio impuesto por la ley electoral para, se dice, demostrar si los aspirantes tienen afectos en tamaño suficiente para ser considerados candidatos legales y aparecer en la boleta de votación.
En este trance se juega algo más: El talante democrático de los ciudadanos. La adquisición de ese talante es una tarea republicana encargada a la educación. Lo dice el inciso a. de la fracción segunda del artículo tercero de la Constitución Política de nuestro país al definir los criterios que orientarán a la educación que imparta el Estado… “Será democrático. Considerando a la democracia no solamente como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento, social y cultural del pueblo”.
Un “sistema de vida” nada más. Nada menos. Ahora, en los hechos: ¿Estaremos los mexicanos educados en tal sistema? ¿Vivimos en ese sistema de vida? Una respuesta provocativa sería: Nuestro sistema de vida no es del todo democrático y por los hechos las actitudes de numerosos miembros del pueblo no parecemos educados en ese sistema. Repasemos.
La nota central del inciso citado antes es “constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo”. Y, ¿cómo está el tamaño de la pobreza, la igualdad y el dominio de los hitos culturales de la época, por parte del pueblo? Los datos oficiales nos dicen, aproximadamente, que en el mejor de los casos medio país no mejora.
Ahora acudamos de nuevo al artículo segundo, en el inciso c. Ahí se dice que la educación “Contribuirá a la mejor convivencia humana, a fin de fortalecer el aprecio por la diversidad cultural, la dignidad de la persona, la integridad de la familia, la convicción del interés general de la sociedad, los ideales de fraternidad e igualdad de derechos de todos…”.
Preguntemos: ¿Qué significa el acoso laboral, sexual y violento? ¿Hay dignidad en calles, escuelas, dependencias, empresas, familias, redes sociales? ¿Es nuestra mejor convivencia el no salir a la calle en la noche o no ir a ciertas partes de la ciudad o del campo, ni siquiera de día? ¿El aprecio por la diversidad es real?
Sí, firma porque la democracia está por venir. Es tarea de todos, no sólo de la educación.