Piden parar iniciativa de no cobro en estacionamientos
Alberto Lazo Corvera de PARE de Occidente pidió se rezalice un foro
Debe detenerse el proceso legislativo del dictamen que tiene como objeto el otorgar dos horas de estacionamiento gratis en centros comerciales cuando se realice un consumo mínimo de 200 pesos, así lo solicitó Alberto Lazo Corvera, presidente de estacionamientos PARE de Occidente.
Dicha petición la realizó ayer cuando se reunió con el diputado local Augusto Valencia, presidente de la Comisión de Asuntos Metropolitanos y promotor de la iniciativa que ya fue aprobada en comisión y queda pendiente para se apruebe en el Pleno del Poder Legislativo.
El empresario Lazo Corvera pidió que se abra un foro en el que se discuta a fondo el tema de regulación a los estacionamientos. Aseguró “que más que juzgar la propuesta de manera aislada, lo que digo es que no se está considerando adecuadamente el impacto que puede tener en el largo plazo, en el impacto que puede tener en la conducta en los usuarios de los vehículos, en el impacto que puede tener el modelo económico que cada centro comercial que hoy paga su inversión del estacionamiento a través de una tarifa”.
En su exposición afirmó que habría una afectación directa a dueños y operadores del estacionamiento si se aprueba y entra en vigor la modificación aprobada en comisión. Esto porque el 90 por ciento de los usuarios de los estacionamientos tardan entre una y dos horas en un aparcamiento.
Por su parte, el diputado Augusto Valencia, aseguró que la intención de la iniciativa no es perjudicar la venta de los comercios y operadores de los estacionamientos. La visión de la propuesta es que exista una incidencia estatal para regular. Se manifestó a favor de organizar una reunión técnica. n México la política y la democracia no pasan por su mejor momento, aunque en Latinoamérica tampoco le va muy bien que digamos. Esa es una de las principales conclusiones del Informe Latinobarómetro 2017, presentado el 27 de octubre pasado, en el que nuestro país muestra los peores o últimos lugares en algunos indicadores, como enseguida se verá.
En el estudio en cuestión, la “satisfacción con la democracia” experimenta en Latinoamérica la situación más baja y crítica desde 2005, cuando el 31 por ciento de los encuestados se decía “satisfecho”con ella. De esa fecha a 2009, este indicador llegó a repuntar a un 44 por ciento, para recaer hasta en un 30 por ciento en 2017: una baja de 14 puntos en los últimos ocho años. Cuando este dato se desagrega por país, resulta que México es el quinto en registrar una menor satisfacción con la democracia, pues sólo el 18 por ciento de los encuestados así lo expresaron, cuando en Uruguay el 57 por ciento se encuentra satisfecho –el más alto–; mientras que en Brasil sólo el 13 por ciento lo está –el récord más bajo–.
Por lo que respecta a la democracia Churchilliana (aquella que dice que “puede tener problemas, pero es el mejor sistema de gobierno”), sólo el 70 por ciento de los latinoamericanos están de acuerdo con esta acepción, porcentaje que en 2013 era nueve puntos porcentuales mayor. En este tópico, nuestro país ostenta el nada honroso último lugar, pues sólo el 54 por ciento está de acuerdo con esta definición, mientras que en Uruguay el 84 por ciento así lo asiente.
En el sub continente, el cómo le va a la democracia tiene que ver con el cómo se percibe la democracia: en Latinoamérica sólo el 21 por ciento piensa que “se gobierna para el bien de todo el pueblo” (siendo los nicaragüenses los que más lo perciben así, con el 52 por ciento; y los brasileños los que menos así lo ven, con tan sólo el tres por ciento). En este indicador, México ostenta el antepenúltimo lugar con el ocho por ciento, ya que el 90 por ciento piensa que “se gobierna para unos cuantos grupos poderosos en su propio beneficio” (la “mafia del poder”, dijera ‘El Peje’). Esto, contrasta con lo que podría denominarse como la concepción “Lincolniana” de la democracia: aquella que se concibe como “el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”.
Algo de lo más interesante en este estudio tiene que ver con la realización de una pregunta abierta a los entrevistados, en los siguientes términos: “¿Cuál considera usted es el problema más importante del país?”. En Latinoamérica, los “bajos salarios, desempleo y pobreza”ostentan el 23 por ciento; “delincuencia e inseguridad”20 por ciento; “economía y problemas financieros”11 por ciento; “corrupción”10 por ciento; y “situación y problemas de la política”ocho por ciento. El caso de México contrasta, pues los principales problemas son: “delincuencia e inseguridad”, 28 por ciento; “situación política”, 16 por ciento; “corrupción”, 13 por ciento; y “economía” 11 por ciento.
Si enlistamos los países con mayor número de menciones (porcentajes) para el problema de “situación política” como el más importante, observaríamos lo siguiente: nuestro país ocupa la segunda posición (16%), antecedido únicamente por Brasil con un 23 por ciento, e incluso por encima de Venezuela –con todos y sus problemas políticos–que registra sólo el 11 por ciento. Dado que el estudio no explica en qué consiste la “situación política”, puede inferirse que en esta van problemas de falta de confianza en las instituciones (principalmente partidos y congresos), ingobernabilidad, anarquía, pleitos entre gobernantes o incapacidad de los políticos.
Si en nuestro país los principales problemas son políticos y de seguridad, y no los económicos, bien vale la pena parafrasear a Bill Clinton y decir “es la política, estúpido”, no la economía. Por cierto: ¿Dónde están las propuestas de las decenas de aspirantes a la Presidencia de la república para resolver el problema de la inseguridad y de “la situación política” del país, percibidos como los más importantes en el México de nuestros días? Y, habiendo tantos “politólogos” y analistas políticos, ¿cómo es que tengamos ese problema y nadie haga propuestas para tratar de resolverlo? ¿Hasta cuándo?