Trasvase de El Zapotillo
León, sin condiciones para retornar agua a Chapala: IMTA
La presunta “moneda de cambio” del trasvase de 119 millones de metros cúbicos (m3) de aguas del río Verde, en Los Altos de Jalisco, hacia la ciudad de León, Guanajuato: el “retorno” de 80 millones de m3 de agua tratada de primera calidad para el lago de Chapala, es, al menos al día de hoy, una meta imposible.
Ni en volumen, ni en calidad. Descargar a lo largo de un año 80 millones de metros cúbicos desde la ciudad guanajuatense significa dos problemas técnicos: esa agua debe recorrer más de 400 kilómetros para llegar al lago de Chapala. La evaporación elimina en promedio 40 por ciento del agua líquida en los cuerpos de agua de la región Lerma, según la “Estrategia general para el rescate ambiental y sustentabilidad de la cuenca Lerma-Chapala”, página 36, elaborado por el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA).
El segundo tema es el uso de esa agua. Según los datos oficiales, el río Turbio tiene un escurrimiento medio anual de 163.4 millones de metros cúbicos, pero se le extraen 145.8 millones de m3. De ese volumen, 22.4 millones de m3 se evaporan en los 215 kilómetros del afluente. Los “compromisos” de agua abajo ascienden a 18.9 millones de m3. Es decir, el río Turbio casi desaparece, o como se dice en lenguaje técnico, tiene “déficit” (datos contenidos en el Estudio técnico de los recursos hídricos del área geográfica Lerma-Chapala, Semarnat, Diario Oficial de la Federación, 24 de julio de 2006).
“Está medio complicado; una vez que entra el agua a León ahí se consume; tienen el proyecto de dos plantas armadoras de vehículos, y cada vehículo mediano requiere de más de medio millón de litros de agua; normalmente la armadoras se hacen en la costa y no en zonas áridas, como León, hay que investigar en esa línea de los proyectos que promueve Vicente Fox”, señala al respec-
to el director del Instituto de Limnología de la UdeG, Manuel Guzmán Arroyo.
- Se está planteando certificar esa agua desde las plantas de tratamiento de León.
- Pues en ese recorrido todo mundo toma agua, hay concesiones, pero también la gente toma agua con bombas caseras, son cientos o miles de bombitas que se trasforman en un acueducto gigante; habría que hacer un recorrido a detalle y ver la necesidades que tiene la gente de agua, no se les puede quitar, pero sí regularizar […] de acuerdo a la información que tengo y los mapas está en chino esto, porque es pensar que se respeten los acuerdos, lo que es el llenado de las presas; y eso que los últimos tiempos no han sido malos en lluvia, pero si viene una temporada de malos años se refleja en esto.
La mala calidad
Peor aún es la mala calidad del agua que sale de las zonas industriales de León, Abasolo, Irapuato Pénjamo o Purísima del Rincón y que alimenta los 215 kilómetros de la corriente superficial, no obstante a que el tratamiento de aguas residuales municipales rebasa 90 por ciento en la ciudad principal, un logro no exento de problemas (en 2016, el diario AM detectó que se dejaba ir cruda parte del agua que llegaba a la más grande de las instalaciones de saneamiento de León).
“La mayor parte de los metales pesados de origen antropogénico que han entrado al sistema del río Turbio lo han hecho desde la década de los 50, cuando se inició la industrialización de León, San Francisco del Rincón y Purísima de Bustos. Las obras de ingeniería que se han llevado a cabo en la cuenca del río Turbio han modificado sustancialmente los procesos de sedimentación, al controlar parcialmente el destino de los metales pesados en el sistema […] la remoción de los materiales y de los metales pesados se torna más activa; como consecuencia de ello, el área que recibe estos sedimentos ve incrementar sus contenidos de metales pesados”, señala el Monitoreo de contaminantes en las cuencas de los ríos Guanajuato, San Juan de Otates y Turbio y su impacto en el río Lerma, estado de Guanajuato, México, editado por la UNAM en 2005.
Diez años después, en 2015, los investigadores Daniel Tagle Zamora, Alex Ricardo Caldera Ortega y Virginia Villalpando Vázquez, señalaban: “Los problemas relacionados con las descargas de aguas residuales del sector industrial curtidor de la ciudad de León, Guanajuato, tienen implicaciones multidimensionales sobre la cuenca del río Turbio, amenazando seriamente el tema de la salud y la sustentabilidad de la misma. Los acuerdos generados por las autoridades responsables de la gestión del agua han sido insuficientes para crear un escenario de gobernanza del agua en la región. Por el contrario, predomina un constante conflicto social que impide el saneamiento, por lo que ponen en riesgo la vulnerabilidad de la cuenca…” (‘Negociaciones fallidas en la cuenca del río Turbio 1987-2014: el caso de la industria curtidora y el deterioro del bien común’, revista Argumentos, Universidad Autónoma Metropolitana, enero-abril 2015).
Ha avanzado lento el tema de meter en orden a los curtidores, una industria en la que la ciudad ocupa el primer lugar nacional en ingresos. Pero el problema deriva de muchos sectores económicos: por ejemplo, el gobierno de esa entidad denunció ante la Profepa, apenas en abril pasado, a la paraestatal Petróleos Mexicanos por vertidos contaminados al río Turbio desde instalaciones de su refinería en Salamanca.
No es casual, entonces, que el Programa estatal hidráulico de Guanajuato reconozca: “de acuerdo con la información proporcionada por la Comisión Nacional del Agua, en el Estado se cuenta con 3 de los ríos más contaminados del país: río Turbio, río Temascatío y río Lerma. Aun cuando se han efectuado numerosos proyectos y campañas para mitigar el daño derivado de la contaminación no se ha visto una mejora sustancial en la calidad del agua de estas importantes corrientes”.
Estos datos no permiten ser optimista en relación a que, si se lograra superar el obstáculo del volumen de agua en un río con muchas concesiones y usos clandestinos del agua, y el problema físico de la pérdida por evaporación, el agua que llegue no será la que demanda un embalse natural cuyo uso primordial es el público urbano de la ciudad de Guadalajara.
La industria de la curtiduría de León descarga aguas muy contaminadas