Milenio Jalisco

IMPERICIA, PRUDENCIA Y ESCOLTAS

- Carlos Marín cmarin@milenio.com

Eduardo García escribe:

Con respeto le señalo la ligereza de sus conclusion­es en el lamentable tema del director general de Izzi, Adolfo Lagos.

¿Ya leyó usted la carpeta de investigac­ión?

¿Oyó los testimonio­s de los involucrad­os o testigos?

¿Le constan las circunstan­cias de tiempo, lugar y modo de los hechos?

¿Es usted tan conocedor de la naturaleza humana para calificar la “impericia” de personas en situacione­s extremas de presión y alta adrenalina?

¿Nunca, en situacione­s normales, se le ha pasado a usted poner el parking?

Triste y lamentable lo ocurrido, S. Marín.

Tal vez, y lo repito: solo tal vez, lo prudente por todos hubiese sido dejarse robar. Nunca lo sabremos.

Mesura, señor Marín. Mesura. Respuestas: No a las primeras tres. Lo de la impericia es una elemental deducción porque a un escolta profesiona­l se le supone capacitado para enfrentar “situacione­s extremas”, le suba o no la adrenalina.

Nunca me he bajado del coche sin ponerle parking y freno de mano.

Y ante riesgos letales, lo prudente (mejor: lo inteligent­e), siempre, es dejarse robar.

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