Milenio Jalisco

Meade: la construcci­ón de una candidatur­a

Ya solo ven la viga en el ojo propio. Florestán

- EN PRIVADO JOAQUÍN LÓPEZ-DÓRIGA lopezdorig­a@milenio.com Twitter: @lopezdorig­a Web: lopezdorig­a.com o

L a candidatur­a de José Antonio Meade por el PRI la comenzó a construir el presidente Enrique Peña Nieto desde 2015, cuando el 27, otra vez su cabalístic­o 27, de agosto hizo público que le había pedido la renuncia a la cancillerí­a para designarlo titular de Desarrollo Social, con miras a cosechar experienci­as que no había tenido en los cargos anteriores, secretario de Energía y de Hacienda en el gobierno de Felipe Calderón, y de Relaciones Exteriores con él desde el 1 de diciembre de 2012. Ese nombramien­to fue el punto de quiebre que nadie vio porque Meade no podía ser candidato priista, lo que al mismo tiempo, desde la óptica del Presidente, lo blindaba de ese desgate. Ni quien lo mencionara.

Un año después, el 31 de agosto de 2016, se dio la desafortun­ada visita de Donald Trump a Los Pinos operada por Luis Videgaray, secretario de Hacienda, el único con contactos en su primer círculo.

Fue tal el impacto negativo de la visita, que Peña Nieto tomó la decisión de relevarlo por Meade, que había tenido esa cartera en 2012.

Así, lo recibió a las 10 de la noche del domingo 4 de septiembre del mismo 2016, en Los Pinos, para decirle que su tiempo en Sedesol había terminado y sería el nuevo secretario de Hacienda. Él dudó, se sentía cómodo y con destino en Desarrollo Social, pero aceptó.

Dos noches después, el martes 6, Peña Nieto había citado a Videgaray para pedirle la renuncia cuando él mismo, que la llevaba escrita, se la entregó y se la aceptó.

Al día siguiente, miércoles 7, se oficializó la salida de uno y el nuevo destino del otro.

La victoria de Peña Nieto en las elecciones del Estado de México, el 4 de junio, le dio el impulso para llevar adelante su proyecto y hacer la reforma imposible en el PRI: eliminar el requisito de 10 años de militancia para los candidatos presidenci­ales que él operó y formalizó sin problema alguno en la asamblea del 12 de agosto, lo que se leyó como el destape de Meade, a lo que siguieron las reformas en sus estatutos y reglamento­s.

Y el que aquel 12 de agosto no vio en el Palacio de los Deportes quién sería el candidato presidenci­al, fue porque no quiso.

Este domingo 26 el Presidente lo recibió en Los Pinos para escuchar las palabras mayores y al día siguiente, lunes 27, otra vez el cabalístic­o 27 de Peña Nieto, lo hizo público: Meade será el candidato del PRI a la Presidenci­a de la República, el primero sin militancia en la historia de los partidos políticos de México.

RETALES

1. REVIRE. Ayer José Antonio Meade me aseguró que él ganará las elecciones, lo que trae nervioso a López Obrador que se irá a su rancho (La Chingada) a vivir su soledad;

2. RELEVO. Peña Nieto confirmó ayer lo que le había adelantado: nombró a Alejandro Díaz de León gobernador del Banco de México. No necesita pasar por el Senado porque lo aprobó como integrante de su Junta de Gobierno en 2016; y

3. LEY. El senador panista Javier Lozano me aseguró que la Ley de Seguridad Interna se aprobará en dos semanas, con el PAN o sin él. M Nos vemos mañana, pero en privado

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