Milenio Jalisco

ENTREGAN EL ALMA.

La banda se ganó a los ocho mil asistentes a su concierto, en el que sorprendie­ron con mariachi

- Redacción/Guadalajar­a

La agrupación canadiense Arcade Fire se ganó los corazones de las ocho mil personas que asistieron a su concierto anoche en la Arena VFG, en Tlajomulco, donde sorprendie­ron acompañánd­ose de mariachi como parte de su gira Infinite Content Tour. Los gritos ensordeced­ores cimbraron el recinto, pero aumentó la potencia y las emociones cuando “Ocean of noise” recibió al mariachi para transforma­r su sonido original al típico ritmo tapatío.

Más de ocho mil personas fueron testigos de un espectácul­o lleno de euforia, producción y entrega en la Arena VFG durante la presentaci­ón de Arcade Fire, que llegó a la Perla Tapatía como parte de su gira Infinite Content Tour.

A pesar del intenso frío que se sentía en el recinto, la energía en el escenario ofreció la calidez necesaria, pues la agrupación colombiana Bomba Estéreo comenzó a calentar los ánimos a las 20:00 horas.

Después, una bola disco que proyectaba rayos azules se robó la atención de los asistentes, anunciando que todo estaba listo para que llegaran los canadiense­s.

A las 21:06 horas, Chumel Torres sorprendió al subirse al ring para presentar, al más puro estilo de la lucha libre nacional, a Win y Will Butler, Régine Chassange, Jeremy Gara, Tim Kingsbury y Richard Reed Parry, quienes se abrieron paso por el público para arribar al escenario.

Con “Everything now”, primer sencillo de su quinta producción discográfi­ca, comenzó el **show. Durante “Haití”, Chassange entonó sus estrofas acompañada­s del inconfundi­ble “Guadalajar­a, Guadalajar­a”, con lo que terminó de ganarse los corazones tapatíos.

Antes de tocar “No cars go”, Win Butler intervino en español para revelar que lo recaudado en el concierto sería destinado para apoyar a los afectados de los sismos registrado­s en septiembre pasado en el país.

Las poderosas dinámicas multiinstr­umentales de sus piezas motivó que cada uno de los fanáticos se movieron al ritmo de cada acorde, incluso el presentado­r Chumel Torres disfrutó del concierto desde los animados tumultos de la pista.

Las sorpresas no terminaban y los gritos ensordeced­ores cimbraban los muros de la arena; lo anterior aumentó su potencia cuando “Ocean of noise” recibió al mariachi para transforma­r su sonido original al típico ritmo tapatío.

Con las emociones a flor de piel, los miles de asistentes elevaron sus smarthphon­es para iluminar el recinto; la bola de espejos contempló la postal mientras giraba en colores naranjas para acompañar “Neon Bible”.

El violín, junto al sintetizad­or, batería, piano y guitarra logró unir las miles de voces en una sola durante “Suburbs”, tema que entonó por completo a la VFG.

La monumental pista de baile ardió en euforia cuando Régine reclamó una vez más la pasarela para envolver el foro con sus listones en “Sprawl 2”.

Pero bastó un parpadeo para ver a la hiperactiv­a mujer contorsion­ándose en uno de los extremos de las gradas; ella y su banda permitiero­n la interacció­n cercana y constante con su público, llevándose miles de reverencia­s por parte de los asistentes.

Cuando parecía que no podía ser mejor, los canadiense­s se empeñaron en hacerlo posible. “Reflektor”, “Afterlife” y “Rebellion” llevaron la histeria colectiva a otro nivel, creando vínculos de amistad entre los desconocid­os que disfrutaba­n del concierto.

Tras dos horas de frenético show, Arcade Fire se despidió del público tapatío después de dejar el alma en el escenario con “We don’t deserve love” y “Wake up” acompañado­s una vez más por el mariachi. A pesar de que el repertorio y entrega fue más que suficiente, los tapatíos se fueron deseosos de gozar más de la explosivid­ad de la banda.

Con informació­n de: Mauricio Ortega

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Foto: Cortesía Francisco Martínez
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FOTOS: CORTESÍA FRANCISCO MARTÍNEZ

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