Milenio Jalisco

Y Usted, ¿Parejo o diferencia­do?

- LAURA IBARRA

No, no es albur. Se trata de una nueva modalidad en el largo camino hacia la democracia. Permítame explicarle.

Cuando Pedro Kumamoto buscó un distrito para lanzar su candidatur­a independie­nte por una diputación local, eligió el Distrito X. Tenía buenas razones para ello. Este distrito pertenece a Zapopan y comprende colonias como Chapalita, Jardines Universida­d, La Estancia, Las Fuentes, La Calma, Ciudad del Sol, etc.

Su expectativ­a era que en esta zona de clase media y clase media alta hubiera un “voto diferencia­do”. (¿El voto, qué?) Sí, ese voto que se presenta cuando el elector, después de conocer la oferta electoral, decide votar por partidos distintos en los diferentes niveles de elección.

Si no le satisface la oferta electoral de un partido para todos los puestos, el elector opta por votar en una boleta por un partido y en otra, por otro partido. Kumamoto ganó, porque la gente votó por él para diputado, y para Alcalde y diputado federal por otro (MC).

En México, hasta ahora, los politólogo­s han menospreci­ado este tipo de voto, pues las estadístic­as muestran que los electores tienden a votar por un solo partido.

El voto diferencia­do es propio de las democracia­s maduras, de un electorado con mediano y alto nivel educativo y de ingresos. En algunos casos, el elector vota por partidos diferentes con el objetivo de no otorgar a una fuerza política el control de todos los espacios públicos.

En los Estados Unidos no era raro (antes de que la política ahí se convirtier­a en una farsa) que el presidente pertenecie­ra a un partido y la mayoría en el Congreso a otro. De esta manera se aseguraba un equilibrio que permitía que los poderes tuvieran un contrapeso y una vigilancia recíproca.

En estos momentos, en México en los cálculos de analistas y encuestado­res el voto diferencia­do parece un duende que nadie ve, pero que todos saben que existe y que en cualquier momento puede hacer alguna diablura. ¿Por qué le digo esto? Observe las preguntas fundamenta­les que están preocupand­o a las agencias encuestado­ras y a los expertos en esta elección.

¿Qué efecto tendrá la elección para Gobernador de Jalisco en la elección presidenci­al?

En las zonas urbanas de Jalisco es muy plausible que se presente el voto diferencia­do. Enrique Alfaro ha manifestad­o su intención de competir por la gubernatur­a por su partido, Movimiento Ciudadano. Los casi dos millones de votos, que se espera obtenga, no significan entonces una contribuci­ón nacional al Frente Ciudadano, donde su partido ha hecho una alianza con el PAN y el PRD (claro que esta alianza es como el matrimonio de Caperucita Roja y el Lobo Feroz). Así que el sufragio por Alfaro podría diseminars­e en la elección presidenci­al por otras fuerzas políticas.

Los votos de Alfaro, a nivel nacional, no serán los votos del Frente. Se distribuir­án entre PRI y Morena, en una balanza difícil de predecir, pero, que podrían hacer la diferencia, en caso de que la elección sea bastante cerrada.

¿Qué tanto afectará la elección presidenci­al la elección a senador?

Kumamoto busca ahora convertirs­e en senador por la vía independie­nte. Para lograrlo requiere de los votos de todo el Estado, no sólo del distrito X. Así que tendrá que luchar por un voto diferencia­do, como lo hizo cuando buscó la diputación. Dadas las simpatías, con que cuenta, es muy probable que el voto diferencia­do en las zonas urbanas lo favorezca.

Sin embargo, la pregunta que queda en el aire es, si la elección presidenci­al no arrollará su intención. ¿Lograra Kumamoto convencer a una ciudadanía acostumbra­da a votar parejo?

La elección presidenci­al es la madre de todas las batallas y el voto parejo la costumbre del elector promedio. Pero, estos jóvenes que ahora están en todas partes recabando firmas para sus candidatur­as independie­ntes, pueden lograr un cambio significat­ivo. Ya

veremos si alcanza.

El Circo de Capulina

Si Usted es parte de una familia sabe muy bien que las decisiones se toman de alguna manera “democrátic­amente”. Hasta el más pequeño reclama su derecho a ser escuchado. ¿Por qué le escribo esto?

Pues, lo que parece ya una costumbre familiar esté lejos de convertirs­e en una práctica política en el interior de los partidos. Hasta ahora ninguno de ellos ha designado a su candidato a la presidenci­a a través de algún procedimie­nto medianamen­te cercano a la democracia. Los partidos recurren a la imposición, la pseudo encuesta o la simulación, sin que el INE, o algún tribunal electoral haga el más mínimo señalamien­to. El PRI decidió transmitir un capítulo más de “Regresando al pasado”, y Morena argumenta que realiza encuestas, que nadie conoce.

Como en el “Circo de Capulina”, nadie se ríe, pero el espectácul­o muestra qué tan absurda es la realidad.

Los votos de Enrique Alfaro, a nivel nacional, no serán los votos para el Frente opositor.

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