Milenio Jalisco

Jerusalén en llamas

Gil ha leído en los periódicos que la decisión de Trump, la ocurrencia del año, ha iniciado una nueva guerra que ni siquiera Grossmann imaginó. Por lo demás, todos ustedes tienen que ver más bax

- Gil Gamés gil.games@milenio.com

Gil se llevó los dedos índice y pulgar al nacimiento de la nariz y meditó: Donald Trump ha llevado el fuego al Medio Oriente. Declaró a Jerusalén capital de Israel y trasladará su embajada de Tel Aviv a esa ciudad. Nadie le expilcó a Trump, y si lo hicieron él no hizo caso, que Jerusalén es judía, pero también cristiana y musulmana. El acto es una noticia de guerra contra el mundo palestino y el endeble equilibrio árabe. En el tercer día consecutiv­o de protestas palestinas hubo 270 heridos.

Gilga recordó uno de los libros de David Grossman, uno de los escritores más importante­s de la literatura israelí contemporá­nea. El libro que Gamés trae entre manos: Escribir en la oscuridad (De Bolsillo, 2013), es una reunión de seis ensayos en los que reflexiona sobre su trabajo literario en una zona de desastre, el Holocausto, la creación del Estado de Israel, el conflicto en el Oriente Medio y los devastador­es efectos que provoca en la sociedad israelí.

Escribe Grossman: “Lamentable­mente la paz entre Israel y los palestinos, y entre Israel y el mundo árabe sigue siendo exclusivam­ente una cuestión de esperanza, de conjeturas y especulaci­ones. Desde hace algunos años parece como si cada vez se alejara de nosotros. Pero precisamen­te ahora —y tal vez con mayor ímpetu—, no debemos dejar de pensar en la imagen de esta paz que se aleja y hace una especie de ‘masaje’ permanente a nuestra forma de pensar en ella y como nos la imaginamos”. Gil cavila: la decisión de Trump ha convertido en astillas esa paz que se aleja.

Grossman: “Si dejamos de recordar que existe una posiblidad de paz, si no hacemos esfuerzos para imaginarla como una opción realista, como una alternativ­a a la situación existente, sólo nos quedaremos con la desesperac­ión generada por la guerra, la ocupación y el terrorismo, con la desesperac­ión que instiga la guerra, la ocupación y el terrorismo”. Gil medita: la decisión de Trump de cambiar la embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén convierte en una realidad la guerra, la ocupación y el terrorismo. Cuando venga el baño de sangre alguien recordará, y con razón, esta procovació­n desprendid­a de una simple ocurrencia de un presidente ignorante e inepto.

Grossman: “Así pues, reflexiona­r seriamente en una esperanza de paz equivale a desear la posibilida­d de un futuro israelí. De un futuro como pueblo y como Estado. No debemos tomarnos esto a la ligera: para la mayoría de los israelíes no es una posibilida­d eminente por sí misma. Me parece que no hay muchos pueblos que tengan una visión tan desconfiad­a y escéptica con respecto a la posibilida­d de un futuro, de una continuida­d y de una permanenci­a en el lugar donde viven”. Gilga recibió con alegría el cambio de embajada, Israel se aleja de la paz y se acerca de nuevo al infierno de la guerra.

Grossman: “No sé lo que es vivir sin el enemigo. Ignoro lo que significa vivir sin la presencia permanente de una amenaza existencia­l, sin verme obligado a parapetarm­e, a defenderme y a ser agresivo con los que amenazan mi casa y, en más de un ocasión, mi vida. Imagino que, aunque en un futuro se alcance un acuerdo de paz, éste será —por lo menos durante los primeros años— muy inestable y estará impregnado de atentados terrorista­s y de actos de violencia por ambas partes, de manera que no nos enfrentare­mos inmediatam­ente al problema de vivir sin el enemigo. Pero deseo que las futuras generacion­es deban hacerlo”. Grossmann vive en Jerusalén. La decisión de Trump prolongará al enemigo en esa ciudad.

Grossmann: “¿Una paz verdadera podría iniciar el proceso de curación del judío insraelí de la angustia y de las anomalías? También es preciso preguntar si el mundo —es decir el mundo cristiano y musulmán, así como el de otras creeencias y religiones que lo componen, y los estados en los que, más o menos abiertamen­te, impera el antisemiti­smo— podrá modificar su deformada visión de Israel y el judaísmo. ¿Podrá liberarse de su racismo contra el judaísmo? Esta cuestión fundamenta­l la dejo abierta. Yo no puedo responder a ella”. Gil ha leído en los periódicos que la decisión de Trump, la ocurrencia del año, ha iniciado una nueva guerra que ni siquiera Grossmann imaginó. Por lo demás, todos ustedes tienen que ver más bax.

Gil s’en va

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