Milenio Jalisco

Tigres, Rayados, el

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a gran noticia en materia de televisión de esta temporada es, por supuesto, todo lo que tuvo que ver con las transmisio­nes de la final del futbol mexicano.

¿Por qué? Porque aunque hubo cualquier cantidad de chismes sobre la programaci­ón compartida entre Televisa y Tv Azteca, hay algo que misteriosa­mente se está perdiendo en la inmensidad de la nada: la participac­ión del gobierno del estado de Nuevo León.

Como usted sabe, porque no es ningún secreto, El Bronco intervino para que estas transmisio­nes llegaran a la televisión abierta nacional en lugar de haberse quedado en otras plataforma­s menos masivas, tal y como sucedió con la final del torneo pasado.

¿Y? ¿Qué tiene esto de especial? Todo. ¿De cuándo a acá el papel de los gobiernos estatales es surtirle de futbol a la población?

¿Por qué nuestras autori- dades son excelentes para resolver esta clase de conflictos y otros, no?

¿Qué va a suceder a partir de ahora? ¿Los gobiernos de todos los estados van a tener la obligación de darle futbol a las multitudes? ¿Qué va a pasar con los que no lo hagan? ¿Serán víctimas de algún tipo de boicot?

Ojo: El Bronco quiere ser candidato a la Presidenci­a de la República. ¿No podríamos tomar este inmenso regalo mediático como un acto de promoción personal?

Aquí el tema no es si Televisa lo hizo mejor que Tv Azteca (ambas televisora­s se pulieron).

El tema fue, es y seguirá siendo el desastre de los derechos de las transmisio­nes de las finales del futbol mexicano y la peculiar escala de valores de algunas autoridade­s que, tratándose de este tipo de cuestiones, se pulen muchísimo. ¿O usted qué opina? A lo mejor a usted no le tocó o ya no se acuerda pero hace 20 años el mundo entero vibraba al ritmo de la película Titanic de James Cameron.

Tal parece que el Titanic siempre estuvo ahí, esperando a que lo llevaran a las salas cinematogr­áficas de esa manera.

Pero la verdad es otra. Hasta antes de 1985 nadie había visto los restos de ese barco.

NatGeo, en un acto de gran inteligenc­ia, acaba de celebrar los primeros 20 años de este acontecimi­ento mediático con la transmisió­n de un gran programa especial.

Estamos hablando de la reunión de James Cameron con la gente que descubrió el Titanic, con los descendien­tes de las personas que estuvieron en ese barco y, por supuesto, con muchos de sus compañeros de la película.

No sabe usted qué cosa tan más hermosa porque no solo

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