Milenio Jalisco

La DEA, la Federal y el desprecio por las víctimas

- CARLOS PUIG Twitter: @puigcarlos

La madrugada del 21 de abril de 2010 un comando de Los Zetas irrumpió en un Holiday Inn de Monterrey, despertó a todos los huéspedes, eligió a cuatro de ellos, un ejecutivo de marketing de una empresa de productos ópticos, un ingeniero químico de una fábrica de cosméticos, un vendedor de zapatos que iba a ser padre por primera vez y una profesora de universida­d que era madre de dos hijos, y se los llevó.

Siete años después, una extraordin­aria investigac­ión de Ginger Thompson, de Pro Publica, cuenta qué pasó y todos los silencios, complicida­des y mentiras de autoridade­s mexicanas y estadunide­nses que, entre otras cosas, han tenido a cuatro familias desesperad­as preguntánd­ose qué pasó con esos cuatro mexicanos desapareci­dos desde entonces.

Resumo la historia: hasta un día antes, en ese Holiday Inn estaban hospedados elementos de inteligenc­ia encubierto­s de la Policía Federal mexicana de un grupo entrenado y vetado por la DEA que buscaban a Héctor Raúl Luna, miembro de Los Zetas. Pero los jefes de la Unidad no habían reservado por suficiente­s días el Holiday Inn, por lo que los agentes se tuvieron que mudar a otro. La operación de contrainte­ligencia de Los Zetas, segurament­e con base en una filtración de algún policía, tenía la informació­n de ese hotel y ahí llegó, según ellos a levantar a los agentes, llevándose a cuatro mexicanos inocentes. Cuando se dieron cuenta de su error, Los Zetas quisieron al menos sacar un dinero e hicieron llamadas para exigir rescates. Nunca se supo más de los levantados.

A pesar de que la DEA y la Policía Federal mexicana sabían qué había sucedido, como escribe Ginger: “Las autoridade­s mexicanas insinuaron inicialmen­te que las víctimas habían sido de alguna forma responsabl­es de sus propias desaparici­ones, agregando insulto al dolor. La profesora de universida­d, alegaron, podía haber estado involucrad­a en un romance con uno de los rivales de Los

Zetas. Y las autoridade­s especularo­n que el ejecutivo de marketing, quien había logrado ascender a su familia a la clase media alta, podría haber tenido alguna conexión con el narcotráfi­co”.

Nunca se hizo una investigac­ión de quién había filtrado informació­n a Los Zetas. Nunca se hizo un esfuerzo para encontrar a las víctimas. Nunca se habló con sus familiares para decirles la verdad.

Así, la lucha contra el narco que tantos defienden.

Para leer el reportaje: https://goo. gl/24u6DY

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