La descompensación diabética se dispara en Navidad
El abandono del tratamiento y el exceso de consumo de alimentos de alto valor calórico y bebidas alcohólicas incrementan hasta 25% los ingresos hospitalarios de pacientes con diabetes
Entre las muchas incidencias que pueden arruinar sus días de asueto decembrino se encuentra la descompensación diabética aguda. Más común de lo que pudiera pensarse, los ingresos a los servicios de urgencias por este tipo de complicaciones de la diabetes se incrementan entre 15 y 25 por ciento durante la época navideña, refirió Tizoc Véjar Aguirre, jefe del Departamento de Medicina Preventiva de la Secretaría de Salud Jalisco (SSJ).
¿Qué son? y ¿cómo prevenir que se presenten? El médico explicó que las complicaciones de la diabetes mellitus pueden ser agudas, pues se presentan de un momento a otro –estas ocuparán las siguientes líneas- o complicaciones crónicas que se van desarrollando al paso de los años: debilidad visual y ceguera, daño renal, afecciones cardiacas, neurológicas y circulatorias que terminan en amputación.
“Las complicaciones agudas que puede sufrir una persona con diabetes son la cetoacidosis diabética, el síndrome hiperosmolar hiperglucémico, el síndrome hiperosmolar no cetósico y el coma hipoglucémico”, las cuales se presentan sea por la elevación de los niveles de glucosa en sangre o por su drástica caída, describió el entrevistado.
En todo caso, las descompensaciones de los pacientes crónico degenerativos tiene que ver con el inadecuado control del nivel de azúcar (glucosa), que puede tener varios orígenes. “En particular, durante época navideña los ingresos a los servicios de urgencias médicas de pacientes con descompensaciones diabéticas agudas se deben al abandono del tratamiento médico y al exceso de alimentos de alto nivel calórico que suelen consumirse en esta época. Aparte si le agregamos la ingesta de alcohol empeora el estado”, apuntó.
Véjar Aguirre recordó que la diabetes mellitus es una enfermedad donde el páncreas no puede producir insulina suficiente (diabetes tipo 1) o el organismo crea resistencia a los efectos de la insulina o no produce insulina suficiente para mantener un nivel de glucosa normal (diabetes tipo 2). Como resultado, la glucosa alcanza altos niveles en la sangre, a esta condición se llama hiperglicemia y si no se controla puede llevar al coma diabético.
Otras complicaciones graves de la hiperglicemia son la cetoacidosis diabética y el síndrome hiperosmolar hiperglucémico, que en el pasado se creían exclusivos de la diabetes tipo 1, pero hoy se sabe que pueden presentarse también en pacientes descompensados con diabetes tipo 2.
La cetoacidosis diabética se desarrolla principalmente en individuos con obesidad y/o enfermedades cardiovasculares. Debido a que no hay suficiente insulina, el organismo comienza a metabolizar la grasa en su lugar; sin embargo, a medida que las grasas se descomponen se forman ácidos llamados cetonas que igual se acumulan en el torrente sanguíneo y en la orina, y en niveles altos son tóxicas.
Antes del descubrimiento de la insulina (1921) la mortalidad en pacientes con cetoacidosis era prácticamente del 100 por ciento, según refiere la literatura médica. Hoy el riesgo de muerte aún es muy importante: del 5 por ciento en pacientes con manejo hospitalario. Esta descompensación tiene un síntoma muy característico que es el “aliento cetónico” o aliento con olor a frutas ácidas, provocado por la salida de acetona a través del aliento.
Quienes presentan síndrome hiperosmolar hiperglucémico sí producen insulina… pero ésta no funciona correctamente y el organismo no puede usar ni la glucosa ni la grasa para obtener energía. La glucosa es arrojada por la orina, se presenta un deseo frecuente de orinar pudiendo causar deshidratación y llevar al coma.
El síndrome hiperosmolar no cetósico se presenta con mayor frecuencia en personas con diabetes tipo 2. Se estima que cerca del 30 por ciento de los casos son resultado de infecciones, principalmente respiratorias y de las vías urinarias y de otras enfermedades. Aquí al aumento en el deseo de orinar, se suma el posterior oscurecimiento del color de la orina y también el riesgo de deshidratación del paciente.
El lado opuesto de las tres complicaciones mencionadas es la hipoglucemia, una emergencia médica debida al bajo nivel de glucosa en la sangre.
El jefe de Medicina Preventiva señala que todos las descompensaciones diabéticas agudas pueden ponen en riesgo la vida del paciente sino recibe atención médica y el pronóstico empeora en adultos mayores. Es de vital importancia normalizar los niveles de glucosa y evitar los ‘picos’ de elevación y caída.
Los síntomas para estar alerta incluyen aumento de sed, de hambre y de sueño, deseos frecuentes de orinar, malestar general, dolor de cabeza y debilidad. Si hay deshidratación estos síntomas se acentúan y es preciso acudir de inmediato a una unidad de urgencias o llamar al 911.
Tizoc Véjar invitó a las personas con diabetes a no abandonar su tratamiento en esta temporada y a no dejarse llevar por los excesos en el comer y beber. Alertó a no creer mitos o caer en prácticas como duplicar la toma de fármacos para diabetes o de insulina creyendo que así podrá consumir más calorías y neutralizar los efectos. Al contrario, esto aumenta el riesgo de hipoglucemia. Como paciente no hay que olvidar que la diabetes es una condición con la cual se vive, por lo tanto “el tratamiento debe continuarse al pie de la letra” aún en vacaciones, cenas de Navidad y Año Nuevo. Las recomendaciones del entrevistado son disfrutar de las fiestas sin excesos, comer porciones pequeñas y variadas de alimentos, no ingerir bebidas alcohólicas o limitarlas al máximo y no poner a la comida/bebida como centro de la fiesta… porque esta no sólo será efímera sino que puede terminar en el hospital.