Nostalgia de la cargada
Arrancan las precampañas. Morena, partido que —¡oh, sorpresa!— ha de postular a Andrés Manuel López Obrador, comienza a forjar alianzas con otros actores: de un lado, el Partido Encuentro Social, de base electoral evangélica e ideología conservadora, con el que ha firmado ya una coalición que incluso le ha valido el rechazo de figuras tan ligadas al lopezobradorismo como Elena Poniatowska y Jesusa Rodríguez; del otro, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, cuya dirigente histórica Elba Esther Gordillo ha sido tantas veces identificada por López Obrador como agente de “la mafia del poder”, pese a lo cual en los últimos días su yerno Fernando González Sánchez ha aparecido en un acto de Morena vistiendo una playera con el emblema de las Redes Sociales Progresistas, y Moisés Jiménez Sánchez, ex dirigente de su Sección 15, acaba de ser nombrado coordinador de Estructura y Redes Políticas del partido. ¿Cabe pensar en una súbita coincidencia de los valores de AMLO con los de estas organizaciones? A reserva de mejor sustento, pareciera más bien tratarse de un par de alianzas orientadas a la rentabilidad de un voto clientelar que, a fin de cuentas, nunca ha sido ajeno a la izquierda mexicana.
Del lado del PRI, José Antonio Meade arranca su actividad proselitista en un municipio chiapaneco de nutrida población indígena, donde es recibido al son de la marimba, obsequiado con bastón de mando y se deja fotografiar con un sombrero adornado con listones de colores mientras los asistentes van llegando en autobuses y reciben playeras y banderines. Cuán poco han cambiado los actos de campaña desde tiempos de Echeverría.
Por su parte, Ricardo Anaya, precandidato del Frente, inicia su precampaña “sin porras, pancartas ni tambora” en un municipio queretano —MILENIO dixit— y El Universal refiere el acto como “en solitario”, sin escatimar el detalle presuntamente revelador de que “al fondo un perro retoza al sol”.
Única conclusión posible: la política mexicana no supera aún la nostalgia del peor de sus vicios, que es la cargada.