Peña en Davos, de héroe a villano
Hace cuatro años, el presidente Enrique Peña Nieto se presentaba en Davos como una de las estrellas del Foro Económico Mundial.
Los participantes del WEF hacían fila para escucharlo, mientras los organizadores diseñaban una agenda de encuentros reservados para la élite de la élite que asiste al encuentro.
Armado con la aprobación de las reformas estructurales, Peña llegaba a los Alpes Suizos lleno de optimismo. Listo para contar la historia de un nuevo México en el que los capitales extranjeros podrían invertir con certeza jurídica. Un México más moderno y menos inseguro.
Era la gira de una victoria que quedaría inmortalizada semanas más tarde en la portada de la revista Time, en la que Peña posaba bajo el titular: “Saving Mexico”.
Pero el gusto duró muy poco. Los escándalos de corrupción, el aumento de la inseguridad y la victoria de Donald Trump en las elecciones de 2016 descarrilaron la que era una campaña de relaciones públicas disfrazada de buen gobierno. Y en unos cuantos meses Enrique Peña Nieto pasó de héroe a villano entre la comunidad internacional.
La inversión extranjera disminuyó casi 20 por ciento en los últimos dos años, mientras la violencia alcanzaba niveles récord. Peña dejó de ser el Presidente de las reformas para ser el Presidente de la casa blanca.
Sin mucho que vender, Peña Nieto decidió saltarse el viaje a Davos en esta ocasión. En su lugar vino una modesta delegación encabezada por el secretario de Economía, Idelfonso Guajardo, quien hereda la difícil tarea de responder a las declaraciones que Trump y Trudeau hagan sobre el TLC desde esta tribuna.
Peña Nieto deja promesas incumplidas dentro, pero también fuera del país. Al menos en Davos hoy me preguntan qué fue de aquel joven Presidente que presumía un futuro brillante para México.
Yo les explico que lo mismo nos preguntamos todos los mexicanos.