MEADE, ENTRE CHISTES Y PROMESAS
Empapa sus intervenciones con humor; lo acompañó el gobernador Aristóteles Sandoval en la Expo
El salón Guadalajara de la Expo Guadalajara era ocupado por alrededor de mil personas, las sillas acomodadas en círculo hacia un pequeño estrado en el que se pararía el precandidato a la presidencia por la coalición “Todos por México”, José Antonio Meade; se reuniría con militantes del partido Nueva Alianza, que forma parte de dicha coalición.
Enfundado en un chaleco color azul turquesa, a las 11:00 de la mañana Meade hizo su entrada. Minutos después sería cuestionado por militantes del partido turquesa elegidos al azar, pero antes les ofreció un discurso introductorio que por mucho se asemejó a un monólogo de stand up, que hizo reír a los militantes jaliscienses y los llegados de ocho estados más de la República.
Y en las respuestas continuaron las bromas, y Meade llegó incluso a burlarse de sí mismo y su vitíligo.
Sentado en primera fila, el gobernador y priista Aristóteles Sandoval fue testigo de cómo en cuatro rondas, de tres militantes cada una, Meade fue cuestionado sobre diversos temas, su mayoría enfocados a la educación, propio de la gran mayoría de integrantes del Nueva Alianza: maestros, a los que el precandidato reconoció y prometió un ingreso “significativo” en su sueldo, digno de su esfuerzo, les dijo.
Pero en lugar de responder a quienes le hacían preguntas directamente, el precandidato dejó el estrado donde se encontraban los elegidos para cuestionarlo, y se dirigía al resto de los presentes quienes por momentos desviaban la atención de lo que decía y no esperaban para tomarse selfies en las que saliera Pepe cada vez que éste se acercaba a sus lugares en el recorrido de sus discursos.
Por poco más de 40 minutos, el político habló del bullying y lo lamentó, abundó en el tema de la pobreza extrema y de paso reconoció al gobernador Aristóteles Sandoval por haber logrado en su administración que de 2012 al 2016 que “300 mil jaliscienses abandonaron la condición de pobreza externa”, según sus mediciones.
Cuestionado, abordó también el cambio climático, del que se dijo preocupado, y hasta el tema de las fake news y el papel de las redes sociales en la actualidad fueron parte de las preguntas hechas por los presentes.
Por momentos los gritos al unísono de “Nueva Alianza” o “Pepe presidente”, para los que los militantes se ponían de pie y levantaban al aire su puño derecho, rompían el silencio del salón, en un evento en el que, a excepción de estas porras, guerras de estados y el eufórico apoyo que uno de los profesores le mostró a Meade antes de hacerle su pregunta, no reinó la grilla característica de las reuniones entre políticos y militantes, o al menos así parecía hasta que al final retumbó la banda para despedir a los presentes.
Y entonces también la humildad y frescura que José Antonio había proyectado en el escenario se opacó cuando bajó de éste y salía del salón, como si fuera ya presidente de México y pesara más su figura que la del gobernador Aristóteles Sandoval en Jalisco, y un cuerpo de seguridad que no se le despegaba y literalmente, no le quitaba la mano de encima. Y aunque se tomó su tiempo para regalar saludos y fotos a los militantes, la tensión de sus escoltas pesó en una jornada llena de “humor” y promesas.