Milenio Jalisco

¿Cuántas yardas vale tu marca?

- Luis Gaitán

Llegó el tan esperado Super Bowl LII, que en esta ocasión enfrenta a los Patriotas de Nueva Inglaterra y a las Águilas de Filadelfia, el día más importante del año para los millones de fanáticos del futbol americano alrededor del mundo. Este es también el día que centra los esfuerzos de cientos de marcas por lucirse con creativida­d e intentar ganarse un espacio en la mente de los millones de fans que presenciar­án el evento que presume tener la mayor audiencia del planeta.

Asimismo, este magno evento se ha convertido sin lugar a dudas en el principal suceso creativo-publicitar­io de todo el mundo, dado que es un encuentro entre dos equipos, que más allá de lo deportivo, es la mayor vitrina global para las marcas en su objetivo de generar un impacto y conectar con las personas.

Mientras los dos equipos de la NFL se enfrentan en la cancha de un estadio estadunide­nse, sucede una competenci­a feroz que arrancó meses atrás: ¿Cuál será el anuncio más sorprenden­te, el más creativo, el más lindo, el más divertido, el más recordado? ¿Cuál será el ganador que generará más conversaci­ón y ventas?

Estas son las preguntas que sin duda se hace toda la audiencia que año tras año, rodeada de amigos, alitas, nachos, guacamole y cerveza, presencia este encuentro deportivo frente a una pantalla.

Es así porque, como en ningún otro evento del mundo, la publicidad forma parte íntegra del espectácul­o. Se trata de una interrupci­ón esperada, comentada, recibida de manera captiva por millones de espectador­es. Porque por única vez en el año, la publicidad está enfocada en entretener, divertir, sorprender y sobre todo en ser memorable para quien está al otro lado de la televisión.

Esperen. ¿No es éste el objetivo de toda publicidad?

Si coincidimo­s en que sí, entonces, ¿por qué la que vemos a todo lo largo del año parece tener todo menos un espectácul­o? Posiblemen­te porque no está pensada para deleitar ni emocionar a los televident­es.

Y por qué se insiste en seguir haciendo publicidad que parece publicidad, esa misma que todos sabemos oler cuando aparece y que “tacleamos” instintiva­mente siempre que irrumpe en nuestras pantallas.

Y es que al ser concebida, tanto anunciante­s como publicista­s obviamos una pregunta que en 2018 resulta clave: ¿Por qué nuestro mensaje, anuncio o producto debería importarle a la gente?

Si arrancamos desde ese simple ángulo, aún tenemos cierta esperanza. Ya que así es como la creativida­d vuelve a estar al centro de toda la jugada: presidiend­o la manera en que contamos historias con capacidad de sorprender, emocionar y seducir a millones de personas en todo el mundo.

Dicho de otro modo, convirtien­do la publicidad en un espectácul­o que la gente espere, uno tan atractivo que incluso pudiera estar dispuesta a pagar por él.

Como un touchdown de campeonato que podría suceder los 365 días del año. Sería una magnífica noticia tanto para las marcas como para todas las personas que la vemos cada día. ¿Jugamos? m *Head of Creative de Google Mexico?

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