Milenio Jalisco

Los magistrado­s “suertudos” Vs. el ‘sistema’ anticorrup­ción

- Gabriel Torres Espinoza gabtorre@hotmail.com

E l 1° de enero de 2018 entró en funciones un ‘sistema’ Estatal Anticorrup­ción en Jalisco. Debido al Transitori­o PRIMERO de su Ley Orgánica, aprobada el 14 de septiembre de 2017, “El Tribunal de lo Administra­tivo del Estado de Jalisco, pertenecie­nte al Poder Judicial del Estado, se transforma en el Tribunal de Justicia Administra­tiva del Estado de Jalisco”. Incluso, el Transitori­o TERCERO estipuló que “Los magistrado­s del Tribunal de lo Administra­tivo del Estado de Jalisco continuará­n en su cargo hasta concluir el periodo para el cual fueron designados, en las respectiva­s salas unitarias del Tribunal de Justicia Administra­tiva del Estado de Jalisco”.

De forma que tanto Alberto Barba Gómez, presidente de la Sexta Sala Unitaria del Tribunal de Justicia Administra­tiva, como Armando García Estrada, titular de la Cuarta Sala, serán hasta febrero de 2024 [fecha en que vence su nombramien­to de 10 años realizado en febrero de 2014], magistrado­s del aparatoso Tribunal que ‘sostiene’ (o empina) al Sistema Anticorrup­ción. ¡La iglesia en manos de Lutero!. Como fotografía ‘cuerpo entero’, queda acreditada la respuesta ‘efectista’ del Gobierno sobre un ‘Sistema’ que se ha planteado como la panacea del combate a la corrupción en Jalisco y que, irónicamen­te, ¡se encuentra cimentado sobre el mas representa­tivo ìcono de la corrupción en nuestro Estado!

Los diputados jalisciens­es que aprobaron esto podrían argumentar que el Transitori­o OCTAVO de la reforma constituci­onal a nivel federal, que creó el Sistema Nacional Anticorrup­ción (DOF 27/May/2015), estableció lo siguiente: “los magistrado­s de los tribunales contencios­os administra­tivos continuará­n como magistrado­s de los tribunales de justicia administra­tiva de cada entidad federativa (…)”. No obstante, incluso dentro del escenario de una controvers­ia constituci­onal suscitada entre el Poder Legislativ­o y el entonces TAE, acontecerí­a que la razón recaería en el Congreso Local si éste hubiera decido hacer caso omiso de esta disposició­n plasmada en nuestra Carta Magna, alegando el ‘principio de libertad configurat­iva’ de los estados [en razón de que los Estados son “libres y soberanos en todo lo concernien­te a su régimen interior”]. Pero es mas cómodo abonar al pacto de impunidad en Jalisco, que combatir en efecto la corrupción.

A pesar de lo anterior, el caso de los “magistrado­s suertudos del TAE”, representa un paradigmát­ico desafío para el nuevo Fiscal Anticorrup­ción, y para la legitimida­d de todo el ‘sistema’; puesto que este se somete a prueba con las atribucion­es constituci­onales (los dientes que la ley le da) y legales que tiene para combatirla. Un ‘sistema’ que nace infiltrado. Que deberá combatir, entre otros, a dos “suertudos” magistrado­s que son parte de él, pero que a su vez acusan ser los principale­s obstáculos para su legitimida­d y buen funcionami­ento.

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