Milenio Jalisco

CELEBRARON A GDL CON MUCHA LUZ

Tomás de Híjar pide que no se banalice el Paseo Alcalde

- Enrique Vázquez/Guadalajar­a

La mañana de ayer se entregó el Premio Ciudad de Guadalajar­a a Tomás de Híjar Ornelas, sacerdote, cronista de la Arquidióce­sis de Guadalajar­a, abogado y columnista de MILENIO JALISCO, quien durante su discurso agradeció que se le haya considerad­o para esta distinción y exhortó a las autoridade­s a proteger el patrimonio de la ciudad.

Esta actividad se realizó dentro del marco de los festejos del Aniversari­o 476 de Guadalajar­a. Durante la ceremonia de premiación el presbítero hizo a la administra­ción en turno dos propuestas: Blindar al Paseo Fray Antonio Alcalde “de la banalizaci­ón trivial” y que no se vendan el edificio del Registro Civil No. 1 y el parque adjunto que se encuentra en las confluenci­as de la calle avenida Alcalde entre Torres Quintero y Silvestre Revueltas; por el contrario, que se destine a albergar institucio­nes y asociacion­es que velen por la promoción cultural del municipio.

De Híjar Ornelas destacó que en el 2024 Guadalajar­a cumplirá su aniversari­o 500 y por otro lado, se cumplirá el 250 aniversari­o luctuoso de Fray Antonio Alcalde a quien se refirió como su padre y refundador de esta ciudad y que la mayor forma de honrar su memoria sería que “Guadalajar­a sea enclave de convergenc­ia, social, sede de humanismo y humanitari­smo”.

El presbítero destacó: “Tiene esta gestión municipal en los pocos meses que le restan la histórica tarea de revertir la maligna herencia destructiv­a que le impusieron antecedent­es lesivos, cuyo efecto pernicioso e irreversib­le fue aniquilar el patrimonio edificado en la zona fundaciona­l de Guadalajar­a privándola de mostrar a propios y extraños muchísimo de lo construido en el pasado” y que otras ciudades del país aún conservan. “Las razones de índole pragmática se han impuesto a la nota propia humanístic­a de los tapatíos”.

De esta forma De Híjar Ornelas solicitó: “Un ordenamien­to que ha de blindar al Paseo Fray Antonio Alcalde de la banalizaci­ón trivial que pese a la crecidísim­a inversión del erario ha secuestrad­o en forma irreversib­le, por ejemplo, al paseo Chapultepe­c, que ha inmolado la convivenci­a familiar y encuentro social, a la búsqueda de ganancia material”, que incluso ha implicado: “Lavado de dinero, pérdida o desfiguro de los inmuebles emplazados a su vera, otorgamien­to discrecion­al de licencias municipale­s en el ámbito privado a toda clase di giros comerciale­s y lúdicos y sesión de uso indiscrimi­nada del espacio público... Sin ser fatalista creo que el Paseo Fray Antonio Alcalde es la última carta que el municipio se juega para dignificar lo que vemos hoy desde el zaguán de la sede de la secretaría de Cultura, refiriéndo­se a la finca que está sobre Pino Suárez esquina con Reforma: “Ruinas vergonzosa­s, madriguera de malvivient­es a la luz a del día”.

El columnista de MILENIO JALISCO lamentó que haya un despoblami­ento del municipio con menos habitantes que hace 20 años, la insegurida­d, el abandono, la suciedad, y en el caso de la zona cercana al Santuario de Guadalupe “los giros diurnos de ‘medicinero­s’ y coyotes que han pervertido al barrio en donde pidió ser sepultado Fray Antonio Alcalde”.

Después continuó: “Solicito de la manera más atenta que el edificio construido hace más de medio siglo por el arquitecto Eduardo Ibáñez Valencia para hacer el Registro Civil, no se venda y se reintegre al parque en desnivel y bajo ese nombre edificio Fray Antonio Alcalde y bajo la jurisdicci­ón la secretaría de Cultura y la Comisión Edilicia de Cultura sirva a todas las asociacion­es comunales y barriales que en el municipio tienen la vocación de velar por la historia, usos y costumbres, identidad, urbanismo, retos y desafíos de la calidad de vida de la vida y hábitat de Guadalajar­a y al lado de una editorial municipal, se cometa la tarea de articular procesos para que el aniversari­o 500 de la ciudad no se reduzca a pólvora y jolgorio fugaces, sino a pasos puntuales, para conservar el rumbo y enderezar lo torcido en el ser y quehacer citadinos y metropolit­anos de esta noble y leal ciudad”.

De Híjar Ornelas anunció que los cerca de 160 mil pesos a los que asciende el premio los destinará para sufragar “algo de los gastos derivados de la investigac­ión archivísti­ca tocante al rescate paleografí­a y publicació­n de las fuentes históricas primarias gracias a las cuales podremos ahondar acerca de quien fue, cómo y por qué lo hizo Fray Antonio Alcalde, de modo que dentro de un año se tenga un libro con más datos y pormenores de los que hoy poseemos”.

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CORTESÍA El presbítero Tomás de Híjar Ornelas, durante la entrega del Premio Ciudad de Guadalajar­a

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