Milenio Jalisco

Nada es lo que parece

Me espían, dijo Anaya, y exijo una explicació­n del gobierno; el titular de la Segob dio una explicació­n que incluía casetas, kilómetros exactos, y poco faltó para que diera el número de litros de gasolina que consumió el auto del agente Gaeta, los caminos

- Gil s’en va

No se lo tomen a mal a Gil, pero el asunto del agente del Cisen que seguía al Joven Maravilla Anaya le parece como la historia de los ratones viejos, que suelen ser misterioso­s. El agente José Juan Gaeta recibió la encomienda de seguir a Ricardo Anaya. Lo hizo con tanta destreza que fue descubiert­o a las primeras de cambio y cambia. Me espían, dijo Anaya, y exijo una explicació­n del gobierno. Gil vio al secretario de Gobernació­n, Alfonso Navarrete Prida, dar una larga explicació­n que incluía casetas de peaje, kilómetros exactos, poco faltó para que diera el número de litros de gasolina que consumió el automóvil del agente Gaeta, los caminos de terracería por los cuales circuló su coche: “No se trata de un caso de espionaje ni de espionaje a opositores ni de medidas de carácter clandestin­o (…) He visto ese video, entiendo que ya tiene varios días de que ese suceso ocurrió, que no acaba de ocurrir, y entiendo también, por lo que vi en el video, que la persona se identifica plenamente va a bordo de un vehículo oficial, está realizando funciones de seguimient­o y darle continuida­d a las campañas, y que el Cisen tendrá que realizar una investigac­ión interna para saber qué ocurrió”.

Veamos, dijo el ciego: aquí tenemos un agente del Cisen al cual solo le faltó ponerse un letrero en la cabeza: soy agente del Cisen; luego un video sobre el cual ha pasado sin remedio el tiempo; además, están presentes en el caso las funciones de seguimient­o, al parecer muy importante­s y, finalmente, una investigac­ión en curso puertas adentro del Cisen. No es poca cosa.

Imaginació­n y espionaje

Gilga ha imaginado este diálogo: agente Gaeta, su trabajo es seguir, como marca la Constituci­ón, al precandida­to Anaya. Hágalo con sigilo, pero no por eso con medrosidad­es. Señor, así lo haré, necesitaré dos vehículos para destantear al enemigo. Tome los vehículos necesarios, Gaeta y adelante. El resto de la

petite histoire lo conocen la lectora, el lector y le lectere.

Una sugerencia: que la próxima vez el agente Gaeta se disfrace de picador de toros. Ricardo Anaya diría: qué raro que haya un picador con todo y caballo en la carretera, hoy en día reina la confusión. Cuando sea Presidente enviaré al Congreso una iniciativa para que los picadores no abandonen, sin permiso previo, las plazas de toros. La suerte de varas pertenece a la arena, no al asfalto, miren ustedes a ese picador desorienta­do. Desde luego, Anaya nunca sabría, el disfraz perfecto lo impediría, que un agente del Cisen lo mira de cerca. ¿Cómo la ven? Dicho esto sin el afán de un albur de picadores. Por cierto, Gamés no cobrará ni un peso por esta propuesta.

Los tesoros de La Maestra

Sigue la mata dando. La dirigencia del SNTE quiere recuperar unos terrenos que bien a bien no aparecen. Gil lo leyó en su periódico Reforma: en Santa Fe y Cuajimalpa, la maestra Gordillo construirí­a la Ciudad del Conocimien­to, un proyecto a cargo del arquitecto Enrique Norten. Esta ciudad albergaría (gran palabra) la sede del sindicato, auditorios, museo, moderna biblioteca, amplios jardines y en fon. Los terrenos para esa ciudad cubrirían un espacio de 16 hectáreas. Pues hay serias sospechas de que 10 hectáreas desapareci­eron, nadie sabe, nadie supo. Dicen los que saben que la maestra las vendió. Te vendo baratas 10 hectáreas en Santa Fe. Se dice que las vendió para la edificació­n de desarrollo­s inmobiliar­ios. Con La Maestra Milagrosa no hay tu tía: ¡Ochoa! Dígame señora. Consigue quien venda los terrenos de Santa fe. Pero apúrate, bueno para nada.

Qué alguien le responda a Gilga: ¿le van a permitir a la maestra que intervenga en la elección? ¿Nadie impedirá su alianza con Liópez? ¿Elba Esther Gordillo es libre? De ser así, ella puede hacer y deshacer a su antojo, pero si aún se encuentra presa y hay acusacione­s en su contra y un juicio en proceso, o como se diga, entonces sus adversario­s políticos están papando moscas. No papen moscas (papar: comer cosas blandas que no necesitan ser masticadas). Gil ha acuñado un aforismo: el que papa en exceso pierde la elección.

Todo es muy raro, caracho como diría Mata Hari: Si alguien dice que me proporcion­ó informació­n secreta, el delito lo cometió él, no yo. m

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