El dilema de Marichuy
U na mujer recorre el país con una carga a cuestas. Desde hace un año, María de Jesús Patricio decidió aceptar la encomienda de ser la mensajera de los pueblos indígenas en la elección de 2018.
Conforme pasaron días y semanas, Marichuy se convirtió en vocera no sólo de los indígenas sino de un sector de la sociedad harto de una campaña tramposa y llena de engaños, mentiras solapadas por la autoridad que dice regular que los partidos no le mientan a la sociedad, autoridad sometida a lo que quieren esos partidos que dice regular.
Ella, junto con un numeroso grupo de ciudadanos y políticos disfrazados de ciudadanos, debieron pasar por la carrera alentada por el INE de recolección de firmas, de demostrar músculo a través de un insensato recorrido por el territorio para obtener reconocimiento y, con ello, apoyos.
Porque, en la mentira democrática del INE, los independientes no existen como tampoco los candidatos oficiales. La diferencia es la estructura: Meade, Anaya y López Obrador tienen aparatos partidistas que los construyen y protegen. Figuras como el Bronco, Rios Piter y Margarita caen en el resguardo de fuerzas construidas durante años de pertenecer a la dinámica partidista.
Aun con eso, la regla de privilegiar la recolección a través de una APP y seleccionar auxiliares para obtener los “apoyos” —palabra más sobada en política no existe— los ponía en un mundo complicado y simulado. Las noticias salían no de sus propuestas y el entusiasmo generado ante la población, sino de acusaciones veladas desde el instituto sobre la validez de las firmas. El INE nunca tocó las precampañas pese a las irregularidades en ellas —la principal: los candidatos corrieron solos, sin oposición en sus alianzas. Precampaña sin necesidad de convencimiento—, pero lanzó sospechas al proceso de obtención de firmas.
A eso, habrá que agregar dificultades técnicas de la app y el resultado es complicado para todos.
Justifican los defensores del proceso lo avanzado y el ahorro, dejan de lado el presupuesto escandaloso que reciben partidos e instituto. Por algo será.
Entre eso, Marichuy se accidentó el miércoles. Pese a ello, el esfuerzo o sigue.
No por nada, ella y los wikis -más allá, en ambos casos, de sus posibilidades y consistencia de propuestas- levantan más esperanza que los políticos tradicionales que, como sea, no quieren perder el aparador que les da poder.
Así sea sometiendo al INE.