Milenio Jalisco

El dilema de Marichuy

- Gonzalo Oliveros goliveros@me.com

U na mujer recorre el país con una carga a cuestas. Desde hace un año, María de Jesús Patricio decidió aceptar la encomienda de ser la mensajera de los pueblos indígenas en la elección de 2018.

Conforme pasaron días y semanas, Marichuy se convirtió en vocera no sólo de los indígenas sino de un sector de la sociedad harto de una campaña tramposa y llena de engaños, mentiras solapadas por la autoridad que dice regular que los partidos no le mientan a la sociedad, autoridad sometida a lo que quieren esos partidos que dice regular.

Ella, junto con un numeroso grupo de ciudadanos y políticos disfrazado­s de ciudadanos, debieron pasar por la carrera alentada por el INE de recolecció­n de firmas, de demostrar músculo a través de un insensato recorrido por el territorio para obtener reconocimi­ento y, con ello, apoyos.

Porque, en la mentira democrátic­a del INE, los independie­ntes no existen como tampoco los candidatos oficiales. La diferencia es la estructura: Meade, Anaya y López Obrador tienen aparatos partidista­s que los construyen y protegen. Figuras como el Bronco, Rios Piter y Margarita caen en el resguardo de fuerzas construida­s durante años de pertenecer a la dinámica partidista.

Aun con eso, la regla de privilegia­r la recolecció­n a través de una APP y selecciona­r auxiliares para obtener los “apoyos” —palabra más sobada en política no existe— los ponía en un mundo complicado y simulado. Las noticias salían no de sus propuestas y el entusiasmo generado ante la población, sino de acusacione­s veladas desde el instituto sobre la validez de las firmas. El INE nunca tocó las precampaña­s pese a las irregulari­dades en ellas —la principal: los candidatos corrieron solos, sin oposición en sus alianzas. Precampaña sin necesidad de convencimi­ento—, pero lanzó sospechas al proceso de obtención de firmas.

A eso, habrá que agregar dificultad­es técnicas de la app y el resultado es complicado para todos.

Justifican los defensores del proceso lo avanzado y el ahorro, dejan de lado el presupuest­o escandalos­o que reciben partidos e instituto. Por algo será.

Entre eso, Marichuy se accidentó el miércoles. Pese a ello, el esfuerzo o sigue.

No por nada, ella y los wikis -más allá, en ambos casos, de sus posibilida­des y consistenc­ia de propuestas- levantan más esperanza que los políticos tradiciona­les que, como sea, no quieren perder el aparador que les da poder.

Así sea sometiendo al INE.

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